AMOR EN TIEMPOS DEL COLERA

Afincado en Australia y amigo de Naomi Watts (a la que ya tuvo bajo sus ordenes en “Ya no somos dos”), el director John Curran, responsable de “El Velo Pintado” ha hecho un formidable trabajo de contención y sobriedad con esta película, que sin embargo, dudo mucho que vaya a trascender, a pesar de ser una obra muy seria.
Si “El Velo Pintado” se hubiese estrenado en los 40 o sin remontarnos tan lejanamente, en los 90, cuando lo hicieron los dramas románticos de época de James Ivory o incluso de Scorsese, otro gallo cantaría, pero estrenada en estos días, entre “The Host”, “Hannibal, el origen del mal” y “300”, “El Velo Pintado” es una solitaria muestra de buen cine clásico a contracorriente.

“El Velo Pintado” podrá ser recordado;

Como una buena adaptación cinematográfica de una novela de William Somerset Maugham, que ya vio como Bette Davis en “La Carta”, Greta Garbo en la primera versión de “El velo pintado”, o Annette Bening, más recientemente, en “Conociendo a Julia” interpretaban sus textos.

Como la película que le proporcionó el Globo de Oro al compositor parisino Alexandre Desplat, que ha creado para esta cinta una partitura sublime.

Como un producto lleno de belleza, retratando con delicadeza la China de los años 20, principalmente gracias a la fotografía de Stuart Dryburgh, el responsable de “Retrato de una dama” o “El Piano”.

Y también podrá ser recordada como otra cinta de buenas interpretaciones, a las que nos tienen habitualmente acostumbrados, tanto Edward Norton, como Naomi Watts (a la par, productores del film), dos actores inteligentes a la hora de seleccionar sus papeles, asi como la del secundario, Toby Jones (visto en “Mrs. Henderson presenta”)

“El Velo Pintado” nos cuenta la historia de Kitty, una joven que acepta casarse, eso si, con cierta desgana, con Walter, un médico y biólogo. Como matrimonio de conveniencia que es, Kitty pronto buscará el amor en brazos de otro hombre, Charles (Liev Schreiber). Cuando Walter repare en el adulterio de su mujer, obligará a esta a viajar con él a la China más profunda, para investigar las causas de una epidemia de cólera que asola aquel lugar y para, al mismo tiempo, alejar a su mujer de su amante.

El realizador, Curran imprime un ritmo pausado (el apropiado para una cinta de corte tan sumamente clásico) a esta historia romántica que explora las consecuencias del amor impuesto, de la infidelidad y el perdón a través de convivencia mutua. La cinta comenzará con la relación deteriorada entre Norton y Watts, para, a través de flashbacks, remontarse a las causas de esa relación rota. Posteriormente y una vez en China, “El Velo Pintado” escudriña a sus personajes protagonistas, y abre sus personalidades entre si mismos y hacía el espectador.

El guión de Ron Nyswaner, sabe conjugar ambos tiempos, y también los diferentes marcos en que se ambienta “El Velo Pintado”, manteniendo el interés en una relación, la de los protagonistas, tan deteriorada que parece irreconciliable.
Una China bellísima, pero azotada por el cólera, complementa a Watts y Norton y se consolida como tercer personaje protagonista de la historia y es un elemento clave para el desarrollo y desenlace de la pareja, dotando además a “El Velo Pintado” de romanticismo y un mayor atractivo formal.

Sin duda, una buena película de época, académicamente dirigida, muy completa técnicamente hablando y con una simple pero sólida historia romántica salida de la pluma de un importante escritor como fue Somerset Maugham, pero aún así, una cinta que pasará sin pena ni gloria, por nacer en unos días poco o nada propicios para sus aptitudes.