14 de noviembre de 2012


Debutar con éxito conlleva la máxima responsabilidad de cara a la segunda obra. Esa presión es la que siente el maniático Calvin (Paul Dano), joven autor literario incapaz de abordar su siguiente trabajo. Y esa carga es la que también recae sobre Jonathan Dayton y Valerie Faris, directores de aquella agradable sorpresa llamada “Pequeña Miss Sunshine” y que no han afrontado su segunda película hasta pasados 6 años después la citada comedia indie.


Sobre la obsesión por la creación, las musas, la búsqueda de la perfección y las relaciones de pareja habla “Ruby Sparks”, de nuevo una simpática y más que agradable propuesta del dúo realizador que en esta ocasión ceden el protagonismo creativo a la joven Zoe Kazan, nieta del mítico director Elia Kazan y ávida guionista y encantadora protagonista de la película que pone nombre a su personaje.

La ficción como madre de la realidad provoca la materialización de la joven Ruby Sparks, chica creada al antojo de las líneas de un Paul Dano woodyalienizado, que al igual que ansía la perfección en su obra buscará ese mismo esplendor en la figura de su invención. La original, que no novedosa (“La rosa púrpura del Cairo”, “El invisible Harvey”) premisa sirve de excusa a Kazan para componer una desenfadada y despreocupada comedia romántica agridulce que sigue el camino marcado por títulos indies como “500 días juntos” a la hora de definir los límites de la convivencia, de la sumisión dentro de las relaciones de pareja, de moldear a lo Pigmalion a tu doble hasta deshacer la confianza y el respeto, de la difícil coexistencia entre la fragilidad del creador y el sufrimiento de su compañera de viaje.

No duda “Ruby Sparks” es transformar la comedia en drama, caminos que alterna Zoe Kazan con la suficiente desenvoltura interpretativa y que su catálogo de secundarios se encargar de remarcar de una manera u otra (unos cómicos Antonio Banderas y Anette Bening), aunque más allá de géneros es el componente mágico el que determina el carácter de una película cuyo final dejará un poso de alegría y buenrollismo que aún lejos del maravilloso optimismo de “Pequeña Miss Sunshine” no evita provocar una prolongada sonrisa y buen cuerpo en el espectador.
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Written by Roberto García

Escrito con mucho esmero e ilusión desde Albacete. Comenta si te apetece y si no, escucha nuestro programa de radio, que también tiene su aquel.

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