Compendío de talentos artísticos
que el británico Ridley Scott orquestó de manera ejemplar, “Alien” fue, junto a
“Blade Runner”, una de las dos obras magnas del director de “Los duelistas”,
ambas consideradas películas capitales en la ciencia ficción cinematográfica.
La carrera posterior de Ridley, heterogénea, dispar, irregular, alejó su figura
del género que le dio la gloria, no siendo hasta ahora con “Prometheus” cuando
el realizador ha retornado al campo en el que mejor supo desenvolverse. Y lo ha
hecho con un trabajo fascinante e insólito que nos devuelve la inteligencia de
Scott como ilustrador de universos espaciales, como creador de sugerentes atmosferas,
como narrador excelentemente dotado para el terror de lo desconocido.
“Prometheus” toma un poco de aquí
y otro tanto de allá. Es un mezcla imposible, repleta de ideas descartadas (esa
pirámide con jeroglíficos que existía en el guión previo de “Alien"), universos
que conviven en el imaginario colectivo (el arte barroco de H.R. Giger) y nuevos
planteamientos con ambiciones tan colosales como demenciales donde Damon
Lindelof (“Perdidos”) sustituye a Dan O´Bannon en las tareas de escritura de la
aventura espacial, probablemente dando un giro hacía lo mitológico, lo religioso
y lo indescifrable sobre el libreto original que escribió Jon Spaihts y que
apuntaba en un primer momento hacia la precuela canónica de “Alien”, de la que “Prometheus”
es tan sólo un macguffin cargado de guiños al fandom.
Dueña de un prólogo que nos
deja perplejos, “Prometheus” funciona casi a la inversa de la película en la
que nadie podía oir tus gritos. Donde aquella era todo calma tensa, contención
narrativa y terrorífica sencillez en sus tres marcados actos, aquí hay exceso
visual, deslumbrante diseño de producción y (gloriosa) grandilocuencia temática.
Sólo los paseos en soledad del androide David (brillante Michael Fassbender)
parecen asemejarse en el tono a aquellos deslizantes travellings en la
Nostromo. Ahora aquella Nostromo deja paso (o quizá deberíamos decir “es
consecuencia”) de la Prometheus, la nave que guía a la expedición espacial rumbo
al planetoíde LV-223 en el cual se espera encontrar información sobre el origen
de la vida y la creación, a partir de unas pinturas rupestres encontradas por
los arqueólogos Shaw (Noomi Rapace, sosias de la teniente Ripley) y Holloway (Logan-Marshall-Green).
Respuestas que se tornarán preguntas a cada paso que la película vaya dando
(repetimos, tendencia preferida de Lindelof) ya que su guión parece encantado
en trasladar al espectador cuestiones acerca de sus profundas (y místicas) inquietudes
y sobre las reacciones de unos personajes en ocasiones ambiguos e impredecibles
(desconcertante la presencia de Charlize Theron).
Introducirse en las entrañas del LV-223, es, sin embargo, volver a revivir lo ocurrido en el LV-426 de “Alien”, (aunque eso si, mas grande, más largo, pero con cortes). Huevos que ahora son vasijas, space jockeys que nunca vimos y facehuggers que siguen haciendo de las suyas. Una aventura que permite a Scott jugar en casa preocupado por devolvernos secuencias gore al más puro estilo del alumbramiento de Kane (John Hurt en “Alien"), mientras deja rienda libre a las traviesas astucias de Lindelof que convierten a “Prometheus” en un producto rabiosamente entretenido, angustioso y adictivo gracias a sus innumerables incognitas y sus considerables guiños (algunos más tramposos que otros) a la cinta de 1979. “Prometheus” es la película más fascinante del verano y la prueba definitoria de que la ciencia-ficción, bien sea íntima o gigantesca, es un terreno que Scott no debería abandonar durante tanto tiempo.
No podría estar más en desacuerdo contigo. Me parece que Prometheus es una cinta que se ahoga en sus propias honduras, que tiene giros dignos del peor de los culebrones y que promete muchísimo y se queda netamente en las formas. Y ni hablar de la Theron, que parece salida del museo madame Tussaud.
No podría estar más de acuerdo con el comentario de Jaime, de esta película solo se destaca su apartado gráfico, (cof, cof efectos especiales). Tiene un guión malo con unos personajes patéticos. David era el mejor personaje de toda la trama y el más desaprovechado. ¿Y que pasa con ese biólogo estúpido y el geologo (que obviamente anda en drogas) perdiendose en una curva que ya estaba mapeada? Los personaje no tienen un mínimo sentido de la lógica y se supone que son científicos. Terrible.