Le pegas una paliza al amante de tu mujer.Nivel de locura: 4. Hasta el menos celoso puede salirse de sus casillas en una situación así.
Escuchas una y otra vez en tu
cabeza “My Cherie Amour” de Stevie Wonder. Nivel de locura: 5. No te alarmes, no es fácil convivir con el bueno de Stevie.
Ya lo avisaba Jack Black en “Alta Fidelidad”
Lees “Adiós a las armas” y crees
que tu ex te ha recomendado el libro por despecho. Nivel de locura: 6. No hay
que tomarse a Hemingway tan a la tremenda.
Tienes una cita y para cenar
pides leche con cereales. Nivel de locura: 7. Asume que los cereales no deberían consumirse más allá de
las 12 del mediodía.
Pegarle a tu padre sin venir a
cuento: Nivel de locura: 8. Pegarle a un padre es de las cosas más feas que se
pueden hacer.
Salir a correr con una bolsa de
basura encima: Nivel de locura: 9. Asúmelo, no estás en tus cabales si
entiendes una bolsa de basura como complemento. Con la sudadera ya era
suficiente.
Este es Pat Napolitano sin
medicar. Un apuesto joven con un grave problema de bipolaridad. Nivel medio de
locura de 6,5 puntos. Recién salido de una institución psiquiatrica. Alojado en
casa de sus padres y obsesionado con el video de su boda. Pero no es el único
loco.
“El lado bueno de las cosas” ("Silver Linings Playbook") de David O´Russell, construye su película sobre un buen cúmulo de personajes esquizoides y/o maniáticos. Los junta, los agita, los enfrenta y los alienta, provocando una convivencia demencial y disfuncional que deriva en la comedia de unos seres imperfectos condenados a tratarse. Y con ellos, unos diálogos impulsivos y punzantes, unas situaciones caóticas que fortalecen el tono cómico de la cinta de O´Russell, la cual, encuentra en las debilidades personales de sus protagonistas el pretexto para añadir un ingrediente adicional a su historia; la amargura. Esa que hace más sensible y encantadora a la comedia. Esa que envuelve la verdadera golosina que son los papeles que protagoniza el acertadísimo reparto de “El lado bueno de las cosas”, donde sobresalen una Jennifer Lawrence que enamora a la cámara con su irascibilidad ("calm down, crazy!") y su voluptosidad, y un Bradley Cooper, sorprendentemente apropiado para su rol de pobre loco. Su pareja se encumbra en la espontaneidad física y en la humanidad interior. Hartos de parejas arquetípicas, descubrimos en Pat y Tiffany dos seres errantes y desamparados a los que adorar, como si de sus preocupados padres nos tratásemos (excelentes Robert De Niro y Jacki Weaver en su inquieta sobreprotección paternal).
“El lado bueno de las cosas” ("Silver Linings Playbook") de David O´Russell, construye su película sobre un buen cúmulo de personajes esquizoides y/o maniáticos. Los junta, los agita, los enfrenta y los alienta, provocando una convivencia demencial y disfuncional que deriva en la comedia de unos seres imperfectos condenados a tratarse. Y con ellos, unos diálogos impulsivos y punzantes, unas situaciones caóticas que fortalecen el tono cómico de la cinta de O´Russell, la cual, encuentra en las debilidades personales de sus protagonistas el pretexto para añadir un ingrediente adicional a su historia; la amargura. Esa que hace más sensible y encantadora a la comedia. Esa que envuelve la verdadera golosina que son los papeles que protagoniza el acertadísimo reparto de “El lado bueno de las cosas”, donde sobresalen una Jennifer Lawrence que enamora a la cámara con su irascibilidad ("calm down, crazy!") y su voluptosidad, y un Bradley Cooper, sorprendentemente apropiado para su rol de pobre loco. Su pareja se encumbra en la espontaneidad física y en la humanidad interior. Hartos de parejas arquetípicas, descubrimos en Pat y Tiffany dos seres errantes y desamparados a los que adorar, como si de sus preocupados padres nos tratásemos (excelentes Robert De Niro y Jacki Weaver en su inquieta sobreprotección paternal).
Quizá hablar de Frank Capra y de
Billy Wilder suene desproporcionado, pero el optimismo y la habilidad de David
O´ Russell para encontrar el humor en el drama, para manejar con firmeza y
naturalidad un guión dinámico y conmovedor y unos personajes desorientados y
delicados entroncan a “El lado bueno de las cosas” con la gran tradición de la
comedia romántica de Hollywood, la cual andaba necesitada de una película así
desde hacía tiempo. Y es que cada nubarron tiene un halo de esperanza como
viene a indicarnos el título original de esta película que por méritos propios
se ha convertido en lo que los americanos llaman “the feel good movie of the
year”. Sólo falta que el inefable Harvey Weinstein, emulando a De Niro, lo apueste todo para que
“El lado bueno de las cosas” encuentre en la próxima edición de los Oscar el premio al buen rollo irradiado que le permita saltar a la pista para de nuevo salir triunfante.
Estoy deseando verla. He oído tanto y tan bueno que estoy esperando a que la estrene en mi pueblo para ir....