Apenas unos meses después del
estreno de “The Conjuring” y con los pelos todavía encrespados por el recuerdo
de “Insidious”, el realizador James Wan vuelve a adentrarnos en sus tan
adorados túneles del terror con la segunda entrega de esta última, verdadero
hito del terror reciente que encuentra aquí una continuación que bien puede
entenderse como prolongación inmediata de todo lo narrado en “Insidious”.
Empezando justo donde acababa la
cinta original, con un espíritu menos clásico que “The Conjuring” y algo más
desatado que su entrega anterior, “Insidious 2” encuentra en la figura de Josh (Patrick
Wilson, actor fetiche de James Wan) el motor de su narración, en la que repiten
la práctica totalidad de personajes (y actores) que acompañaban a Josh en la
cinta inicial.
Insertando el final de la primera
parte como punto de partida, James Wan y Leigh Whanell, guionistas de la saga,
elaboran en “Insidious 2”
una extensión argumental de la ya conocida historia de fantasmas condenados,
mediums y mundos paralelos, que ofrece, como buena secuela que se precie, dosis
multiplicadas de estos elementos arquetípicos del género permitiéndose además
el lujo de jugar con su propia mitología e introducir tramas adicionales cercanas
al cine de psicópatas o de universos temporales que dotan a la película de un
marcado carácter de festín de horror ampliamente desacomplejado.
Asentando como nuevo dueño del
terror moderno y sabedor de la franquicia que tiene entre manos, Wan parece
considerar a “Insidious 2”
como un absoluto divertimento cinematográfico para sí mismo, sobre el que pocos
le exigirán explicaciones; para los muchos fans de la primera entrega supone un
caramelo “cierratramas”, para los amantes del género una alegre y
desprejuiciada secuela, y para los más puristas un alivio con respecto a su
prestigiosa “The Conjuring”. De ahí que “Insidious 2”, añada más dosis de alivio cómico, grand-guiñol,
flashbacks familiares, visitas a hospitales abandonados, y semejante nivel de atmósfera inquietante y
sustos bien orquestados propios del talento de James Wan.
Sus minutos finales manifiestan
su evidente vocación de franquicia de explotación, cuya tercera entrega ya está
oficialmente confirmada. Noticia que junto a la ya exitosa saga “Saw” dueña de
7 películas y la futura secuela de “The Conjuring” convierten a James Wan en la
gallina de los huevos de oro del terror. Algo así como el Wes Craven del nuevo
siglo.
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