13 de mayo de 2014

“Los aviones son hermosos sueños” eso es lo que le dice el diseñador aeronautico Giovanni Caproni al joven Jiro Horikoshi, personajes reales sobre los que Hayao Miyazaki ha elaborado el que es su testamento fílmico, “El viento se levanta”, una obra que contiene la gran mayoría de constantes del cine del animador japonés y que guarda ciertos detalles que pueden hacer entender porqué el creador de “El viaje de Chihiro” o “El castillo ambulante” ha decidido culminar su filmografía con este título sobre obsesiones profesionales, anhelos, romances y memoria histórica japonesa.

Sin ir más lejos, Giovanni Caproni, aparición mentora y onírica del personaje protagonista fue un ingeniero italiano de principios del siglo XX que diseñó un avión llamado Ghibli, nombre también del mítico estudio de animación forjado por Miyazaki. Un coincidencia para nada casual, como tampoco que sea otra película sobre el peso del hombre en la guerra y la influencia indirecta de la naturaleza en ella, “Nauusica, el valle del viento” la primera obra del realizador japonés en el citado Studio Ghibli.

Miyazaki, cuyo padre era director de la Miyazaki Airplane, compañía aeronáutica que fue contratada durante la Segunda Guerra Mundial para construir parte del avión de combate conocido como “Zero” ha hecho con "El viento se levanta" una cinta casi autobiográfica, recurriendo a su recuerdo más básico, a sus intereses más esenciales y eligiendo a la figura Jiro Horikoshi como alter ego para elaborar un tratado sobre los sueños alcanzados y sus consecuencias directas. Un personaje tan noble, naif y soñador como muchos de los protagonistas del cine de Miyazaki y a cuyo alrededor se reune la nostalgia de una época histórica, el melodrama agridulce de un amor imposible, el realismo mágico y una fuerte presencia de la naturaleza así como el mensaje antimilitarista, esta vez algo menos frontal que de costumbre. 
La belleza de las imágenes que no eluden la imaginación fantástica del japonés (aún siendo esta su cinta más realista), acompañadas de la maravillosa música de su inseparable Joe Hisaishi, hacen de “El viento se levanta” una película tremendamente emocionante e incluso triste para un Miyazaki que se despide con esta sintesis casi biográfica de su cine queriendo cerrar el círculo y permitiendose apuntar por última vez todo su credo personal para un mundo próspero y feliz.
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Written by Roberto García

Escrito con mucho esmero e ilusión desde Albacete. Comenta si te apetece y si no, escucha nuestro programa de radio, que también tiene su aquel.

2 comentarios

  1. No es de las que más me ha gustado pero es una pena que nos quedemos sin nuevos tesoros de Miyazaki!! Se le echará de menos...

  2. FELICIDADES ROBER!!