27 de noviembre de 2012


El terror de casas encantadas podría ser el subgénero más fértil que existe. Su capacidad para reproducirse desafía continuamente al peligro de extinción. No hay cartelera en la que no figure un título de sus características. No hay actor que no lo haya protagonizado. Ni siquiera el versátil Ethan Hawke, cuyo currículo está repleto de cambios de género se ha podido resistir a la tentación de mudarse con su abnegada esposa y sus tétricos hijos a una mansión de oscura herencia y presencias maléficas.

Sinister” es, exactamente, un título de casas encantadas al uso, pero cuenta con un valor añadido, la existencia de unas misteriosas cintas caseras rodadas en super 8 cuyo impacto en la pantalla es verdaderamente efectivo.
Como en “The Ring” con su VHS endemoniado, son estas grabaciones las que siembran el mal rollo en pantalla. El guión de Scott Derrickson (director de todo esto) y C. Robert Cargill jugará a someter a un escritor en crisis creativa, obsesionado y alcoholizado, a las imágenes que éstas guardan, estableciendo así el motor de una historia principal que contiene crímenes en serie, algo de ocultismo y contadas dosis paranormales, ingredientes idóneos para el género literario preferido del bueno de Ellison Oswalt (Hawke).


La potencia de las videograbaciones caseras, acompañadas de una excelente y terrorífica partitura de Christopher Young, son el gran activo de “Sinister”, creando una atmósfera malsana y un desarrollo suficientemente inquietante. Lástima que Derrickson acabe sucumbiendo al convencionalismo y previsibilidad del resto de sus elementos; hija especial, hijo con pesadillas nocturnas, niños más que pálidos y algún que otro susto efectista con abuso de los efectos de sonido, derivando hacía un tramo final precipitado y fácilmente pronosticable que pueden empañar el resultado global de una cinta que, sin embargo, ha sido capaz de proporcionarnos algunos de los mejores momentos de horror del año.
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Written by Roberto García

Escrito con mucho esmero e ilusión desde Albacete. Comenta si te apetece y si no, escucha nuestro programa de radio, que también tiene su aquel.

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