Es mérito de Jason Reitman (“Gracias por fumar”) y Diablo
Cody (“Juno”) humanizar hasta las cotas más bajas de fracaso y dignidad a la
diosa de Charlize Theron. “Young Adult” era la comedia cínica y amarga
perfecta, protagonizada por una antiheroina rubia de metro ochenta capaz de
joder la vida de todo aquel que se le pusiese por delante únicamente como
válvula de escape a su propia insatisfacción personal. Jamás Charlize Theron
estuvo tan patética y natural como en su excelente interpretación de Mavis Gary
otorgando unas dosis de verdad a una película que encontraba en la relación
entre Theron y Patton Oswald una de las parejas más atípicas y tristes del cine
reciente así como los ejemplos más certeros del ser humano inmaduro, personaje
que Reitman se está encargando de retratar a lo largo de toda su filmografía.
2. REDENCION
2. REDENCION
Grato y muy sobrio debut el del actor británico Paddy
Considine (“Bosque de sombras”, “El legado de Bourne”, “En America”) con una
historia que giraba sobre el dolor contenido, la tristeza como base de las
existencias de unos personajes desencantados y torturados. Considine realizaba
una obra difícil de digerir donde el alcoholismo, catolicismo o la violencia de
género eran norma común en el día a día de los personajes de Peter Mullan y
Olivia Colman, los cuales ofrecían dos desgarradoras interpretaciones
entablando una relación imposible sobre la que se sustentaba su cruel guión y
su atmósfera áspera. Una cinta nada agradable pero estupenda.
Continuando la estela apocalíptica de títulos como “Otra
tierra” o “Melancolía”, “Take Shelter” representaba la necesidad de un refugio,
la fragilidad del hombre y el miedo a las eventualidades no tangibles, en este
caso en forma de tormenta final y fatal. La degradación psicológica y física de
un incomensurable Michael Shannon apuntaba al ser humano como único responsable
de la construcción y destrucción de una vida modélica aunque su director, Jeff
Nichols, sembraba el desasosiego de constantes naturales a través de su fabuloso
increscendo narrativo de ciencia ficción con el que reforzaba la idea del
peligro externo e incontrolable capaz de atormentar y reforzar el relato intimo
de su desquiciado y abnegado padre de familia. Su final ambiguo, nos permitía
decidir entre realidad y ficción, entre sueño y pesadilla haciendo perdurable
una película excelente con vocación de culto.
Martin Scorsese no entiende los sueños si no hay celuloide
de por medio. Y para el bueno de Martin la magia de un film familiar, en 3
dimensiones y con elementos fantásticos sólo se obtiene a través de la
nostalgia cinéfila. Es por eso que el relato de Brian Selznick, “La
invención de Hugo” se ajustaba como un guante a la memoria y predilección
cinematográfica del cineasta neoyorkino a pesar de pertenecer a un género
inexplorado y radicalmente opuesto al que nos tiene acostumbrados el director
de “Uno de los nuestros”. “La
invención de Hugo” era un bellisimo cuento sobre el nacimiento del cine
donde no faltan los hermanos Lumiere, el Viaje a la Luna de Meliès o incluso el
Harold Lloyd de "El hombre mosca" que haría las delicias del
cinéfilo más melancólico y del niño más ávido de aventuras y conocimientos.
Triunfadora en el festival de cine de San Sebastián, “En la
casa” de Francois Ozon, adaptación de la obra teatral del español Juan Mayorga,
lograba sembrar el desconcierto en el espectador por medio de su hábil fundido
entre realidad y ficción. Lentamente, tal y como le ocurría al bueno de Fabrice
Lucchini, nos encontrabamos inmersos y completamente interesados en el relato
de Erns Umhauer (gran descubrimiento el suyo) hasta el punto de seguir
encantados el juego de ficción propuesto por Ozon y en el cual se daban la mano
el voyeurismo, el desencanto profesional, el amor por la literatura y la creación. Una obra
cargada de excelentes diálogos y un especial sentido del humor, justa ganadora
del reconocimiento festivalero.
Con “Prometheus”, Ridley Scott ha
retornado al campo en el que mejor supo desenvolverse. Y lo ha hecho con un
trabajo fascinante e insólito que nos devuelve la inteligencia de Scott como
ilustrador de universos espaciales, como creador de sugerentes atmósferas, como
narrador excelentemente dotado para el terror de lo desconocido. Mezcla
imposible, repleta de ideas descartadas (esa pirámide con jeroglíficos que
existía en el guión previo de “Alien"), universos que conviven en el
imaginario colectivo (el arte barroco de H.R. Giger) y nuevos planteamientos
con ambiciones tan colosales como demenciales donde Damon Lindelof
(“Perdidos”), lo mitológico, lo religioso y lo indescifrable se imponían sobre
la precuela canónica de “Alien”, de la que “Prometheus” era tan sólo un
macguffin cargado de guiños al fandom.
Sobre la obsesión por la creación, las musas, la búsqueda de
la perfección y las relaciones de pareja habla “Ruby Sparks”, segunda propuesta
del dúo Jonathan Dayton y Valerie Faris (“Pequeña
Miss Sunshine”) que en esta ocasión ceden el protagonismo creativo a la joven Zoe Kazan,
nieta del mítico director Elia Kazan y ávida guionista y encantadora
protagonista de la película que pone nombre a su personaje. Mezcla del lenguaje
de Woody Allen y de comedias románticas amargas como “500 días Juntos”, “Ruby Sparks” contenía un componente mágico que
determinaba el carácter de una película cuyo final dejará un poso de alegría y
buenrollismo que aún lejos del maravilloso optimismo de “Pequeña Miss
Sunshine” no evita provocar una prolongada sonrisa y buen cuerpo en el
espectador.
Tras elaborar un
divertidisimo stop-motion de zorros que tenían voz de George Clooney Anderson
vuelve a su luminosa acción real para, junto a Roman Coppola (con el que ya
escribiese “Viaje a Darjeeling”) transportarnos a una isla idílica que
servirá como emplazamiento romántico para los inadaptados Sam y Suzy (excelente
casting el de ambos), un joven scout huérfano y la hija de una familia
totalmente disfuncional, que no dudan en dejar atrás su rutina para emprender
una huida de descubrimiento y complicidad. De ser un niño y jugar a ser adulto
y ser un adulto tan ingenuo como un niño habla Wes Anderson en este nuevo
ejercicio de estilo y creatividad. Llena de color y positividad, “Moonrise
Kingdom” es tan extraordinaria y distinta como algunos de sus anteriores
trabajos (“Los Tenenbaums”) pero, en esta ocasión, su potente factura
formal no se ve obstruida por la extravangancia de su fondo sino más bien todo
lo contrario, “Moonrise Kingdom” bien puede instalarse como una de las más
lucidas y bonitas historias sobre el amor en tiempos de pubertad.
Deudora del “Munich” de Spielberg, es “Argo” una oda a la heroicidad
americana tan del gusto del espectador yankee, la cual, rizando el rizo, es
además un elogio de la industria hollywoodiense, del cine y la ciencia-ficción
como salvoconducto. Aunque lejos de perderse en loas patrióticas, la tercera
película de Ben Affleck como director, opta por el thriller vibrante de
suspense contenido, por el entretenimiento puro que aparca a un lado su premisa
política y sustituye rigor por pasatiempo cinéfilo. Cargada de sentido del
humor gracias a la presencia en el plano secundario de Alan Arkin y John
Goodman, “Argo” se guardaba un as en la manga; un tramo final cargado de tensión
e intensidad con un excelente montaje y planificación que dejaría al espectador
pegado a la butaca y exhausto al final de la proyección.
siempre me ha costado decidir en este tipo de listas, "las 10 mejores", "las 10 peores"... viendo tu lista, sólo estoy segura de que en la mía NO entrarían ni por los pelos: "la invención de Hugo", por los interminables paseos del protagonista a la casa de Meliès, "en la casa", entretenida, con algún momento divertido, pero no me dijo mucho; "moonrise kingdom", más de lo mismo de Wes Anderson. Para gustos colores...