El caso es que os gustó “Once”, y
si os gustó “Once” ahora os gustará “Begin Again”, que es la misma película
pero con dinero. Si la rechazais es porque en ocasiones se regodea en su
condición de película acomodada, con personajes cool de esos que beben copas de
vino, caprichos de gran producción (ahora meto un cameo de CeeLo Green por aquí,
product placemente de Apple hasta en la sopa) o particularmente porque os ponen
nerviosos los tics gestuales de Keira Knightley (antes que tuenti ella inventó lo
de poner morritos). Pero en el fondo, también amais a “Begin Again” y su eficaz
condición de cinta optimista y enternecedora para una velada de Agosto.Lo mismo
que sentisteis hace 8 años con la callejera película irlandesa en la que
triunfaba la música por encima de todo.
John Carney, bajista antes que
director de cine, ha dado el salto a Hollywood para realizar una especie de “cuasi-remake”
de la cinta que le dio la gloria para gozo de Harvey Weinstein. En lugar de una
frágil rumanita tenemos a la buena de Knightley mostrando sus dotes para la
canción, en lugar de Glen Hansard tenemos a Mark Ruffalo como tipo inmerso en
plena crisis vital, Nueva York por Dublín y una discográfica con oficinas de decoración
nórdica frente a la antigua tienda de instrumentos de “Once”.
Cambia el envoltorio pero no las intenciones; la íntima historia de dos personajes solitarios y vencidos, la música como nexo de unión y medio de superación personal, el desamor, el afecto por encima del amor. Y positividad. Mucha positividad. Y canciones. Muchas canciones. Porque aunque haya algo de innegable impostura en su apariencia, “Begin Again” cuenta con la sensibilidad intacta de su director a la hora de retratar la energía contagiosa de sus protagonistas, su entusiasmo por componer y crear temas musicales, su condicion de fábula sobre las segundas oportunidades, buena química entre la pareja Knightley y Ruffalo y un encantador manejo de los secundarios en la tradición de la mejor comedia romántica británica (James Corden y un paródico Adam Levine, lider de “Maroon 5”). Y en su esencia está el éxito de esta fórmula, de esta nueva manera de afrontar el género músical que con “Once” fue incluso capaz de llegar a las carteleras de Broadway.
Cambia el envoltorio pero no las intenciones; la íntima historia de dos personajes solitarios y vencidos, la música como nexo de unión y medio de superación personal, el desamor, el afecto por encima del amor. Y positividad. Mucha positividad. Y canciones. Muchas canciones. Porque aunque haya algo de innegable impostura en su apariencia, “Begin Again” cuenta con la sensibilidad intacta de su director a la hora de retratar la energía contagiosa de sus protagonistas, su entusiasmo por componer y crear temas musicales, su condicion de fábula sobre las segundas oportunidades, buena química entre la pareja Knightley y Ruffalo y un encantador manejo de los secundarios en la tradición de la mejor comedia romántica británica (James Corden y un paródico Adam Levine, lider de “Maroon 5”). Y en su esencia está el éxito de esta fórmula, de esta nueva manera de afrontar el género músical que con “Once” fue incluso capaz de llegar a las carteleras de Broadway.
Solo la etílica secuencia en la que Ruffalo imagina los arreglos de la canción que solitariamente intrepreta Keira bien vale la entrada de esta película que en su arranque encadena con inteligencia y frescura los flashbacks de presentación de sus personajes para que nos encariñemos de ellos y ya no los abandonemos en el resto del metraje. Su espíritu contagioso funciona y uno sale del cine encantado con la experiencia. “Begin Again” te alegrará el día.
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