27 de agosto de 2005


Corria el año 1995 cuando el cine independiente americano alcanzaba una de sus más recientes cimas con este interesante trabajo, "Smoke".
La década de los 90 empezaba de una manera esplendida para los llamados "indies". Un chico llamado Steve Soderbergh venia de triunfar en el Festival de Cannes y en la taquilla americana con "Sexo, mentiras y cintas de video". Dos ambitos en donde era inusual ubicar al cine independiente.
Más tarde llegaria "Juego de lagrimas" y otro "bad boy", Quentin Tarantino, con sus revolucionarias "Reservoir Dogs" y "Pulp Fiction".
Los comienzos de los 90 se estaban convirtiendo en la época dorada del "indie", sobre todo gracías al acierto de los hermanos Weinstein, propietarios de Miramax, que mediante la distribución americana de peliculas extranjeras consiguieron mantenerse como una rentable productora, que además empezaba a invertir en nuevos talentos nacidos en tierras yankees.
Se podría asegurar que "Smoke", es la consecución de los intereses de Miramax y la obra definitiva que marcaria un estilo a seguir por ese cine alternativo a la gran industria.

"Smoke" dirigida por el director de origen occidental, Wayne Wang y secundada por el talento literario de Paul Auster, se centra en la vida de un estanco, el "Brooklyn Cigar Company", regentado por Auggie Wrent (Harvey Keitel, estandarte, una vez más, del cine minoritario) y centro neuralgico de conversaciones y relaciones personales por las que pasarán el escritor Paul Benjamin (William Hurt), el camaleonico Rashid (Harrold Perrineau Jr.) o Ruby (Stokard Channing), antigua amante de Auggie.

"Smoke" es principalmente una película de pequeños rincones. En la gigantesca "gran manzana", Wang y Auster se situan en el barrio de Brooklyn. Dentro de este barrio, principalmente afroamericano, se escoge un pequeño establecimiento, en concreto un estanco y secundariamente una casa, para a partir de ahi, buscar los rincones más escondidos de cada uno de los personajes que apareceran en las vidas del otro.
Una excelente metáfora son las fotos que diariamente, Auggie realiza al mismo rincón de la ciudad. Fotos aparentemente iguales pero todas y cada una de ellas distintas.
Estas instantaneas le sirven a Auggie para establecer una amistad con Paul, un escritor entristecido desde la muerte de su mujer. En esta relación Paul encuentra las fuerzas para buscar su identidad perdida, para poder expresar sus sentimientos y conversar, comunicarse y Auggie encuentra a alguien con quien ser expresivamente artístico, con quien poder dialogar inteligentemente, inventar historias, contar sus inquietudes.
Al igual que ocurre con Rashid y Paul. Otra de las relaciones de la película, a través de la cual observamos el progreso en la autoestima del escritor. Rashid, por primera vez, seguira los sabios consejos de un adulto, de ese padre que nunca tuvo.

Porque, "Smoke" es tambien una cinta sobre lo paterno-filial. Rashid busca a su padre, y encuentra a un tutor, Paul encuentra en Rashid el hijo que nunca tuvo. A Auggie le atribuyen una hija sobre la que no tenía conocimiento y Cyrus se sorprende con la irrupción en su vida de Rashid.
El tabaco, el estanco, el dulce olor a humo une a todos y cada uno de los seres humanos de la cinta, marcados en el corazón, en un brazo perdido, o en un ojo tuerto.


Es sin duda, Paul Auster el verdadero artifice del éxito de "Smoke". Estamos ante cine eminenentemente literario. Con solidas conversaciones, breves narraciones, como la del peso del humo o ese cuento de navidad con el que se cierra la cinta.
Una película en la que el dialogo es la joya de la corona y lo más preciado para cada protagonista.
Wayne Wang se dedica a dotar a la película de un ritmo de acorde a la narración. Pausado, casi poetico, donde no importa prolongar un primer plano, un rostro en silencio o una habitación vacia, porque todos tienen algo que contar.


Wang tuvo la oportunidad de leer el "Cuento de navidad de Auggie Wrent". Se puso en contacto con Paul Auster. Nació así, "Smoke". Que precisamente se cierra con la narración de ese precioso cuento, donde la mentira y la compasión son las protagonistas.Donde lo humano y lo racial se juntan. Donde Tom Waits canta con la voz más desgarrada que nunca. Y donde el blanco y negro completa una película que marcó una clara influencia para todo el posterior cine "indie".
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Written by Roberto García

Escrito con mucho esmero e ilusión desde Albacete. Comenta si te apetece y si no, escucha nuestro programa de radio, que también tiene su aquel.

4 comentarios

  1. Uno de esos momentos en que un relato o cuento (creo que el original de Auster, publicado en algún periódico, es la historia que le cuenta Keitel a Hurt) da lugar a una obra maestra, con todas las letras.

    Añadir el papelazo de Forest Whitaker y que los hilos argumentales son todos espectaculares.

    Tengo que reconocer que casi se me ponen los ojos vidriosos en algunos momentos, sobretodo con el villancico de Tom Waits mientras "vemos" la historia que le cuenta Auggie a Paul.

    Peliculón, sí señor.

  2. Yo sólo destacaría el cuento final de navidad que narra Keitel. Lo demás me aburre muchísimo. Creo que es una película muy sobrevalorada. Y es que Wang es un tipo sin la más mínima personalidad y que estropea casi todo lo que toca.

  3. Anónimo says:

    Sencillamente me encanta :)

  4. Anónimo says:

    La estoy buscando por todas partes... Alguien sabe dónde la puedo encontrar, en internet?