
Ron Howard mantiene un proceso inverso al de la gran mayoría de sus colegas de gremio. Mientras todos dirigen de tanto en tanto una producción de gran presupuesto y rápido consumo para justificar ante la industria sus otras películas más libres y de concepción original, Howard dirige un par de obras más esmeradas (“
Frost/Nixon”, “
Cinderella Man”) cada cierto periodo de tiempo para poder seguir realizando sus películas orientadas al gran público.

En este último grupo se encontraba “
El Código Da Vinci” y también, a pesar del fracaso que supuso esta esperada adaptación, su inevitable continuación que ahora nos ocupa, “
Ángeles y Demonios” con la que Howard logra superar a la primera, que viene a ser lo mismo que aquel que saca un insuficiente para en el cuatrimestre siguiente subir su nota a un suficiente raspado.
Cambiando París por Roma y El Vaticano y el priorato de Sion por la sociedad secreta de los Illuminati, “
Ángeles y Demonios” vuelve a introducir al experto en simbología, Robert Langdon (Tom Hanks) en una aventura donde la iglesia está de por medio y donde una serie de crímenes a resolver mediante complejos ejercicios de erudición son el leiv motiv del argumento.

Basándose en esquemas prácticamente calcados, la principal diferencia entre “
El Código Da Vinci” y “
Ángeles y Demonios” radica en su sentido del entretenimiento. Ron Howard hacía en “
El Código Da Vinci” lo que parecía más complicado a juzgar por el comentadísimo best-seller que adaptaba; que la película fuese tediosa y aburrida. Aquí, por fortuna eso no ocurre, probablemente por la presencia en el guión de David Koepp, guionista más que curtido en esto del cine espectáculo (“
Misión Imposible”, “
Parque Jurásico”, “
Spiderman”) acompañando en la escritura al ineludible y muy discutido guionista Akiva Goldsman uno de lo principales responsables del fiasco general de “
El Código Da Vinci” y único guionista entonces.
Cumpliendo por tanto la norma básica de un blockbuster veraniego; garantizar dos horas de pura evasión, todo lo demás en “
Ángeles y Demonios” no es tan achacable.
Cierto es que sus diálogos vuelven a sonar forzados, que el papel de Langdon no está hecho para Hanks, que sus giros argumentales resultan irrisorios, que la acompañante femenina solo sea un pegote y que el subrayado en su parte final sea insultante para el espectador, pero eso es algo que ya esperabamos, a tenor de lo visto en las novelas de Dan Brown y en la primera de sus adaptaciones.

Los recorridos por las bellas fuentes e iglesias de la ciudad romana, y en menor medida la solvencia de secundarios como Armin Muhler Stahl o Ewan McGregor o la música de Hans Zimmer será de lo poco que quede en el recuerdo una vez finalizado el visionado de “
Ángeles y Demonios”, una de esas cintas que se consumen con tanta premura como se olvidan, pero que al menos, esta vez si, es capaz de funcionar como eficaz distracción.
Uyyyyyyy y yo que pensaba que iba a estar buenisima!!!!!!! ;-(
Saludos!!
Pues no está del todo más. Especialmente si se compara con El Código da Vinci.
Es bastante entretenida.
Saludos!