Tápense los ojos, tengan bien claro que lo que ven es ficción aunque pueda no parecerlo y sobre todo no vean esta película si viven en una urbanización de diseño en las afueras de su ciudad. “Secuestrados” no es la producción de terror español que el espectador puede esperar. Al menos no es la producción de género que Filmax suele ofrecer.
Como “rara avis” de nuestro cine, la cinta de Miguel Ángel Vivas va un paso más allá de lo que estamos acostumbrados, abrazando una vertiente del cine de género poco (o nada) practicada en España pero bastante más frecuente en el resto de cinematografías. Es la mirada de Haneke y en concreto “Funny Games”, las francesas y retorcidas “Ils”, y "A l'interieur” o la americana “Los extraños” los inevitables referentes de “Secuestrados”, todas ellas películas donde la tranquilidad del hogar es alterada por una amenaza exterior. Todas ellas cintas incómodas a las que el cine español nunca se había atrevido a mirar a la cara.
El conocido como secuestro express, una práctica de asalto y extorsión a, generalmente, empresarios y hombres de negocios consistente en hacerse con todo el dinero posible de sus tarjetas de crédito o cheques, es el desencadenante de los hechos de “Secuestrados”.
Vivas apuesta fuerte por el plano-secuencia, la pantalla fraccionada (probablemente la decisión más discutible de todas las tomadas por el director sevillano), la cámara al hombro y por el extremo realismo formal para narrar en escasos 80 minutos el citado secuestro. No habrá concesiones ni interrupciones, solamente un relato unidireccional áspero y violento, estructurado como es debido; una rápida presentación de unos personajes que reúnen los tics propios de la clase alta, la (muy) lógica sucesión de situaciones que desencadena el secuestro y un climax final especialmente indigesto, crudo y valiente. En definitiva, un tenso y eficaz híbrido entre el terror cotidiano y el relato de supervivencia que más allá de las acertadas y ajustadas decisiones de su director se sustenta en unas interpretaciones llenas de credibilidad (Ana Wagener, Fernando Cayo y especialmente Manuela Vellés) y en uso excelente de la puesta en escena y el sonido.
La llegada de “Secuestrados” es una grandísima noticia para el fan del cine de género que solamente encontraba títulos de estas características más allá de nuestras fronteras, además de descubrirse como una obra inusual y arriesgada para nuestro desaplicado cine capaz de ofrecer una experiencia auténtica y novedosa a su habitual espectador, si es que este puede soportar la crudeza de sus imágenes.
La verdad es que no la he visto pero tengo ganas de verla... ya os cantaré que me ha parecido...