22 de abril de 2013


Afirma Thomas Vinterberg (“Celebración”) que no se ha basado en un único caso para relatar la historia de una mentira infantil que desencadena una imputación social a un profesor de primaria, y sí en diferentes noticias reales coincidentes. Desafortunadamente noticias como esta ocurren con demasiada frecuencia (sin ir más lejos, en Albacete todavía colean las circunstancias de un caso sorprendentemente parecido al de la película de Vinterberg) y el cine ha reflejado en numerosas ocasiones las consecuencias humanas de una acusación infundada, desde la magnifica “La calumnia” (1961, William Wyler) donde Audrey Hepburn y Shirley McClaine sufrían el vapuleo de un malintencionado rumor infantil hasta la sobria “La duda” (2008, John Patrick Shanley) con Phillip Seymour Hoffman como objeto/sujeto incriminado, pasando por el daño provocado por la envidiosa confesión de Saoirse Ronan en “Expiación” (2007, Joe Wright).

Vinterberg, componente del movimiento Dogma 95 y explorador del comportamiento humano, de las conductas de la comunidad social, encuentra en “La Caza” (2012, "The Hunt")un vehículo perfecto para volver a poner en liza sus inquietudes como autor. En la humillación de Lucas, un profesor de primaria acusado de abuso de menores, basa el director danés su relato, ubicado en un entorno cerrado, cercano, fraternizado, no por casualidad. En un pueblo pequeño el eco de un rumor siempre se expande con mayor facilidad. Lucas (y por ende, el espectador) sufrirá el dolor del vapuleo social, un linchamiento muy próximo y derivado de la realidad en que vivimos donde la susceptibilidad, la paranoia, el castigo social se magnifican por encima de la presunta inocencia, la justicia, la confianza.

Eso de que los niños nunca mienten es llevado al extremo en esta pequeña comunidad danesa hasta condenar a Lucas a la más severa exclusión. El relato es cruel con su personaje, al cual martillea constantemente. “La Caza” presenta a Lucas como un tipo modelo, amable y cortés y al que le van bien las cosas (divorciado, pronto su hijo comenzará a vivir con él, está iniciando una nueva relación) para posteriormente condenarlo, algo doloroso para el espectador, conocedor de los detalles de los hechos que los habitantes del pueblo desconocen. La narración, lenta y firme, e inclemente con su protagonista se convierte en insoportable para el que asiste a la sucesión de los hechos, el cual, por momentos, desearía que del honrado y sosegado Lucas surgiese una especie de Dustin Hoffman recien salido de “Perros de Paja”, más cuando un halo de tragedia sobrevuela un relato que gira alrededor de una comunidad con aceptado gusto por las armas, en otra insinuada crítica  de Vinterberg hacía el sistema.

La pulcra realización del director danés se apoya en la incomensurable interpretación de un contenido Mads Mikkelsen, habitual villano (lo tenemos actualmente ejerciendo de Hannibal Lecter en la serie de la NBC, "Hannibal") cuyo entregado papel como el maestro calumniado encuentra su culmen en la secuencia final de la iglesia. Un trabajo que bien vale su premio a Mejor Actor en el pasado Festival de Cannes.

Los Premios del Cine Europeo también recompensaron el guión de esta drama terrorífico y angustioso capaz de impactar e incomodar a la vez que sirve como eficaz denuncia de una sociedad actual que encuentra en el ajusticiamiento un escape a sus temores e insatisfacciones más ocultos y como estudio del impacto de una mentira para damnificar una vida.
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Written by Roberto García

Escrito con mucho esmero e ilusión desde Albacete. Comenta si te apetece y si no, escucha nuestro programa de radio, que también tiene su aquel.

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