27 de febrero de 2017



#OscarSoWhite

Remontémonos un año atrás para analizar todo lo acontecido en la presente edición de los premios Oscar y 89 de toda su historia. Vayamos a los "Oscar So White" del 2016, a los de Spike Lee poniendo el grito en el cielo, a los que provocaron que la Academia ampliase la nómina de miembros equiparando cuotas raciales.
Visto el revuelo, era de suponer que la gala de 2017 tendría un marcado carácter "So Black" y aunque la elegida para la gloria no fuese "El nacimiento de una nación" de Nate Parker como en un principio se intuía, el seguidor de los Oscar más suspicaz no andaba mal encaminado. "Fences", "Figuras Ocultas" y "Moonlight" pasearon por la alfombra roja con la cabeza alta no únicamente por sus méritos. Denzel Washington, Viola Davis, Naomi Harris, Mahersala Ali, Ruth Negga, Octavia Spencer, Ava Duvernay o Barry Jenkins entre otros fueron la personificación de la apertura multiracial de la Academia, más cuando la industria del cine unía fuerzas contra ese señor llamado Trump que proclama a los cuatro vientos desde su silla presidencial su fobia a otras razas y colores. 

El fenómeno La La Land

Contra el ánimo igualitario de los académicos, un vendaval de optimismo y nostalgia que parecía imparable. "La La Land", el musical que nos devolvía a otras épocas, al amor por el cine, a cantar y bailar sin complejos. Con unos adorables Emma Stone y Ryan Gosling, un director, Damien Chazelle, asquerosamente joven y talentoso y una banda sonora contagiosa. Todos hablaban de cuantos Oscar ganaría "La La Land" y no de si sería la triunfadora. Nadie lo ponía en duda. Ni siquiera sus haters. Ni siquiera Faye Dunaway.

El último trabajo de Bonnie & Clyde

La noche había transcurrido según lo esperado. La cuota racial satisfecha (Viola Davis, Mahershala Ali). La cuota indie, también (Lonergan, Affleck). El reparto de galardones era equitativo, 
reconociendo los méritos de grandes títulos de la temporada como "Hasta el último hombre" de Mel Gibson o "La llegada" de Denis Villeneuve". Rebajando hasta lo sensato el número de estatuillas que "La La Land" debía ganar. Un In Memoriam emotivo con grandes figuras como Carrie Fisher, Michael Cimino o John Hurt. Todo correcto. Todos medianamente contentos. 

En esas aparecieron Bonnie and Clyde, profesionales del robo para ejecutar una de sus últimas y mejores actuaciones. Ahora te doy, ahora te quito. Ahora alimento al conspiranoico de los premios, ahora condeno a la Academia y a su eterna carga de conciencia. Ahora hostigo al indignado, ahora despierto a los que ya se iban a la cama. En plena faena, dos grandes víctimas, "La La Land", que no pasará a la historia como la ganadora del Oscar que resucitó al género musical si no como "aquella película del error en la entrega de premios" y "Moonlight" como "la película que le arrebató el Oscar a "La La Land" de una manera ciertamente extraña" y sobre la que siempre pesará si su triunfo está condicionado por el tan cacareado #OscarSoWhite de la edición anterior.
Imagino a Damien Chazelle teniendo que responder a la largo de su carrera por este hecho y no por el éxito y valor de su trabajo y siento algo de pena. Imagino a Barry Jenkins considerado como un sospechoso ganador del galardón y creo que no lo merece.
La culpa no fue de Bonnie, ni de Clyde. Ni de Jimmy Kimmel. Nadie se equivocó. O se equivocaron todos. Mejor dejémoslo en que la culpa fue de Matt Damon.

Los Goya

Lo ocurrido es un hecho sin precedentes en la historia de los Oscar, que tuvo en el premio a Marisa Tomei por "Mi primo Vinnie" un amago, leyenda urbana o traición patriótica que siempre albergará el beneficio de la duda. Y supone un correctivo para todos nosotros. La próxima vez que veamos la gala de los premios Goya y pensemos "esto en los Oscar no pasa", mejor seamos prudentes. Hasta el mejor escribano echa un borrón.

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Written by Roberto García

Escrito con mucho esmero e ilusión desde Albacete. Comenta si te apetece y si no, escucha nuestro programa de radio, que también tiene su aquel.

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