Hugh Jackman es un actor que luce
mejor cuando tiene que tirar de carácter sacando las garras con el ceño
fruncido o cantando “Look Down” mientras levanta un barco encallado que cuando
tiene que ejercer de padre de familia amable. Por suerte para él, en
“Prisioneros”, su pequeña hija no tarda en desaparecer (no estoy desvelando
nada que la sinopsis o su criminal trailer hayan desvelado ya) dejando atrás
las escenas de armonía “día de acción de gracias style” y provocando el drama instantáneo
y la consiguiente irascibilidad del personaje en el que mejor se desenvuelve el
actor australiano.
A partir de ese temprano suceso,
la película del director de “Incendies”, Denis Villeneuve, es un tour de force
entre el intenso y dramático padre coraje de Jackman y el policía con
conjuntivitis de Jake Gyllenhaal por ser el más listo de la clase y encontrar
antes a las niñas desaparecidas. Uno desde el lado de la ley, el otro desde el
margen, lo cual implica los inevitables conflictos morales sobre la justicia y
los procedimientos policiales.
En su largo metraje de 145
minutos, lento pero seguro, Villeneuve explora los caminos que han transitado
thrillers recientes como “Mystic River”, “Zodiac” o “Adiós, pequeña, adiós” en
los que el drama personal fluye entre el desasosiego de los actos humanos
cometidos, lo turbio de su atmósfera y el agreste y desolador paisaje que pone
fondo a la película, por lo que éste es uno de de esos títulos alejados de la resolución
rápida y azarosa de las situaciones tan del gusto del thriller hollywoodiense.
“Prisioneros” da vueltas y vueltas sobre el caso a resolver no eludiendo
secuencias que resulten ser un simple error o paso en falso de sus personajes
pero al tiempo mostrándose intensa y con un interés ascendente en todo momento.
Durante su largo recorrido tiene tiempo para dejar apuntes religiosos en forma
de tatuajes o padrenuestros que elevan la contradicción interior de sus
protagonistas en su huida hacía delante y que definen su pasado y sus temores.
Las interpretaciones de Jackman y Gyllehaal colaboran a la hora de dotar de la
medida justa de aspereza y fuerza a los obstinados hombres que encarnan aunque
es el quebradizo personaje de Paul Dano el que acabará robando los planos a ambos.
Melissa Leo, Viola Davis, Terence Howard o Maria Bello, completan un reparto a
la altura de su magnífica puesta en escena y la gélida y turbadora fotografía
del eterno nominado Roger Deakins que hacen de “Prisioneros” casi un suceso
real, hipnótico y estremecedor a ojos del espectador y que te hará sospechar de
la próxima caravana desvencijada que encuentres aparcada en tu barrio. Un
thriller notable y muy estimulante.
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