5 de noviembre de 2013


Intentar que John Lennon vaya a cantar a los alumnos de un colegio de Albacete suena a odisea loca e insensata. Un empeño movido por algo de ingenuidad, un exagerado exceso de fe y bastante desconocimiento de las circunstancias. Pero solo de esta manera se consiguen las ilusiones imposibles. Así son los personajes de “Vivir es fácil con los ojos cerrados”, seres repletos de optimismo y entusiasmo que buscan realizar unos sueños no demasiado definidos y de paso escapar de la realidad que le asfixia.

La fórmula de David Trueba es transparente; personajes luminosos en tiempos tirando a oscuros. Contrastes fuertes en pleno viaje iniciático por carretera. Esta road movie cañi en la época de películas de Manolo Escobar y “ave marias” sonando en bucle en las radios de todo el país, es un cercano y afable examen de la realidad española del desarrollismo que parte de un punto de vista que sirve de fuerte contrapunto a la situación cultural de aquellos años; la estancia del beatle John Lennon en Almeria para rodar la película de Richard Lester “Como gané la guerra” y el concienzudo afán de un profesor albaceteño acérrimo seguidor de los cuatro de Liverpool por conocerlo personalmente.

No busca, sin embargo, Trueba realizar una crónica de aquellos años de opresión, y si componer una de esas películas buenrolleras, repletas de personajes blancos y situaciones alegres y sensibles que aquí se suceden con sigilosa cadencia y cuyo fin está dirigido a encumbrar a las buenas personas como Antonio San Román, el maestro de escuela que encarna con luminosidad Javier Cámara y cuyo adorado tema “Help” funciona como el motor de sus actos. En su camino, encontrará y “ayudará” a dos jóvenes con ansias de libertad (Frances Colomer y Natalia de Molina.) que le acompañarán en su ilusionada tarea y que de paso hallarán la solución a sus dilemas de adolescencia.

Trueba, demuestra una vez más ser mejor escritor que director, y con el solo detalle de una plancha de vapor que calienta un cazo con comida entronca a su cuarentón protagonista con el perdedor descrito por Billy Wilder en “El Apartamento”, así como escribe unas cuantas frases repletas de espontaneidad (esos “no me cortes mucho que el Domingo tengo una boda” o ese “vete, pero no olvides de llevarte las fresas”) que dotan a “Vivir es fácil con los ojos cerrados” de la cercanía de las gentes y tradiciones de la costa almeriense y otorgan a la película un valor añadido.


El sol de excepción, las curvas cerradas de Carboneras, un viejo vehículo verde y las notas de la banda sonora de Pat Metheny y Charlie Haden hacen el resto en una película donde no importa tanto si Antonio habló con Lennon como si todos los personajes encontraron un alivio en días de férreas doctrinas. Y es que ya lo decía “Strawberry fields forever”; “Resulta difícil ser alguien. Pero todo sale bien”.
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Written by Roberto García

Escrito con mucho esmero e ilusión desde Albacete. Comenta si te apetece y si no, escucha nuestro programa de radio, que también tiene su aquel.

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