"Globalizacion" es el termino que en un determinado momento se utiliza en "Las muñecas rusas", secuela de auquel exito de hace 3 años titulado "Una casa de locos".
Para la historia, no son 3, sino 5 los años transcurridos en la vida de cada uno de los integrantes de aquella familia multicultural que se unia, gracias a las becas Erasmus, en un pisito de Barcelona.
En "Una casa de locos" ("El albergue español" si atendemos al titulo original) describia a la perfeccion las relaciones entre jovenes de diferentes paises, jugaba con sus idiomas para crear malentendidos y momentos comico y establecia la distincion entre modos de vida extranjeros.
Ese albergue español de Cedric Klapisch, era una pelicula juvenil alejada de topicos, a la que no le interesaba contar lo bien que se lo pasan los jovenes, sino mostrar ese momento de incertidumbre, decision y responsabilidad que se tiene con veintitantos.
"Una casa de locos" no era una superflua visita turistica por la Ciudad Condal, era el relato de alguien foraneo que trata de acomodarse a una nueva cultura, costumbres, a un nuevo pais, y es en ese viaje interior donde el director plasma a la perfeccion a la ciudad de Barcelona, con su dualidad de culturas y sus universales rincones.
Podria decirse que es la pelicula francesa, menos francesa, ya que respiraba cine de todos los rincones, nunca era aburrida, garantizaba un buen rato, divertidos momentos y ademas tenia una interesante nomina de actores europeos. El protagonismo absoluto era para Roman Duris, perfecto en su papel de frances recatado y responsable, al igual que Audrey "Amelie Tatou, que componia a una odiosa y caprichosa francesita.
La descripcion de cada habitante de la casa Erasmus, era la descripcion de una manera de ser europea, Kelly Reilly (Wendy) y Kevin Bishop (William) eran la imagen inglesa, responsable y puntual, alcoholica y pesada, o por ejemplo Oliver Raynal, el aleman, serio y contundente.
Muchos aciertos tenia "Una casa de locos", de ahi su exito en Francia y su posterior aceptacion en el resto de Europa.
Ahora llega su secuela, garantizada gracias a la taquilla de su antecesora, que pretende explicarnos, no ya esas decisiones de los veintitantos, sino el equilibrio de los treintaytantos.
Volvemos a encontrarnos con los mismos protagonistas de la cinta anterior, si bien, ahora son Roman Duris, Audrey Tatou y Kelly Reilly, los que llevan el peso de la cinta.
Decepcionante cinta, que ha abandonado la idiosincrasia de "Una casa de locos". Klapisch cae en grandes errores, seguramente crecido por el exito anterior.
Por un lado piensa que con tan solo situar la accion en diferentes ciudades como Londres, Paris o San Petersburgo ya conseguiria ese aire europeo que tenia "Una casa de locos" y por otro lado, pretende hacernos creer que su protagonista, Roman Duris, es un mujeriego al cual las mujeres caen rendidas a sus encantos y claro esta, Duris, no es Jude Law, y asi se producen multitud de momentos increibles para el espectador.
Klapisch no profundiza en culturas, personalidades, actitudes, esta vez es superficial en todo y llega a aburrir.
Pierde ese encanto, desenfado e ilusion que tenia "Una casa de locos" para volver a hacer una pelicula francesa.
Ni siquiera funcionan esos momentos absurdos, como el de Erasmo de Rotterdam en la primera parte, que ahora se reducen a Duris tocando la flauta.
Triste secuela, por tanto, desaprovechada y como ya he dicho decepcionante, que ha roto la posibilidad de hacer una interesante trilogia europea sobre los 20, 30 y 40 años.
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