5 de septiembre de 2005


Cuando el presupuesto es limitado lo mejor es dar rienda suelta a la imaginación para ser, al menos, efectivo. En esa tesitura se ha visto el director inglés Neil Marshall en un par de ocasiones. La primera de ellas se llamó "Dog Soldiers", un curioso producto de terror de serie B. La segunda se llama "The Descent".
Y hay que reconocer que ambas son meritorias películas. Decentes. Con ganas de contar una historia. Tambien con ganas de ver correr la sangre.

"The Descent" nos presenta a seis amigas que se reunen para realizar una expedición espeleológica. Todas marcadas por la muerte de la familia de una de ellas. Y la mala fortuna se presentará de nuevo, dejandolas atrapadas en la cueva en cuestión. Si bien el problema no es encontrar el camino de salida, sino sobrevivir a los ataques de unos viscosos seres humanos que habitan en las profundidades y que provocarán la tensión en el grupo.

Esta curiosa propuesta de terror fue elegida por la revista Empire como una de las 50 mejores películas independientes de todos los tiempos. No es para tanto. Marshall pone empeño, hace frente a la precariedad de medios y logra una cinta de tibio arranque, creciente claustrofóbia y cuantiosa hemoglobina.
Justo cuando se bloqueé la entrada por las que las amigas entraron a la cueva, comenzará el conflicto humano. La cuestión es sobrevivir, primero mientras se busca una salida, despues cuando entrán en juego los ciegos asesinos, y finalmente entre mujeres de igual a igual.

Todas los palos del miedo y terror se tocan en "The Descent". El director consigue crear tensión en el espectador. Una tensión claustrofóbica conseguida a base de buen pulso narrativo y que se transformará en miedo, en sustos a golpe de música con la llegada de los susodichos monstruos (una mezcla de Gollums y Nosferatus). Ese in crescendo del horror acabará en gore, con huesos rotos, sangre por doquier y escenas más propias del sangriento cine de serie B, con ciertos homenajes a "Carrie" de De Palma.
No hay más que ver a su protagonista, Shauna Mcdonalds, todo envuelta en el liquido rojo para captar el guiño.


Marshall tiene la lección bien aprendida. No pretende más. Con cuatro duros hace la película que a el le gusta. Se desenvuelve bien en el género. Podria, por supuesto, profundizar más, bien en la incipiente ruptura de la amistad entre las amigas, bien en la escritura de los personajes. Pero lo que le interesa es sentirse a gusto haciendo terror. Y de todo tipo.
No pasara a la historia pero si hara pasar el rato. Y al menos cuenta con algo de personalidad que le aleja del archirepetido cine de terror actual. Eso se agradece.

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Written by Roberto García

Escrito con mucho esmero e ilusión desde Albacete. Comenta si te apetece y si no, escucha nuestro programa de radio, que también tiene su aquel.

4 comentarios

  1. De acuerdo, mñas o menos pero ¿qué me dice de la estúpida secuencia final?

  2. Anónimo says:

    Ah, nice.

  3. “una de las 50 mejores películas independientes de todos los tiempos. No es para tanto”, de acuerdo; aunque yo diría tan-tan-tantísimo.

    “buen pulso narrativo”, de acuerdo también; ritmo audaz y ágil.

    “Podria, por supuesto, profundizar más, bien en la incipiente ruptura de la amistad entre las amigas, bien en la escritura de los personajes” ... y van tres.

    Pues eso, de acuerdo; creo que a mi lo que me atrae de esta película es su ritmillo certero, algunas escenas angustiosas (y no por los bichejos precisamente), y su salvajismo. “¿Qué tal esta The Descent?” “Pues hijo, mala pero...”