15 de diciembre de 2005


"Oliver Twist" de Charles Dickens es, como pueden ser "El conde de Montecristo" de Alejandro Dumas, o "Los Miserables" de Victor Hugo, una obra literaria de facil traslado al cine.
Facil porque su base argumental es tan rica que apenas hay que hacer mucho para lograr una estupenda película. Sus personajes tan buenos y tan malvados, sus traiciones, azares y demás hacen de "Oliver Twist" una grandisima novela, como tambien una gran película en todas y cada una de las ocasiones que se ha llevado al cine, ya sea Reed, Lean o Polanski quien lo haga.
En esta ocasión ha sido este último, Roman Polanski,el encargado, en una decisión que sorprendio a muchos.
Después de dirigir una obra tan personal y genial como "El Pianista" se embarcó en la famosa historia de Oliver Twist, argumentando que sus hijos estarian encantados de ver esta película en los cines.

Polanski no ha pretendido reinventar la historia, solo ser fiel a ella, de la mayor manera posible. Incluso ha sido lo más objetivo posible. Para muchos puede que demasiado frio o nada sentimental.
La elección del poco expresivo y dialogante Barney Clark para interpretar a Oliver, ya es toda una declaración de intenciones.
Da la sensación de que Polanski ha dejado que sean los personajes de Dickens, los que se expresen por si solos, que sea la historia creada por el novelista la protagonista del evento.
Su dirección apenas goza de alardes. No pretende destacar. El "Oliver Twist" de Polanski se limita a recrear la época con un cuidado diseño de producción, un gran vestuario y una bonita música de Rachel Portman, detalles academicos pero importantes en una producción de este estilo.

Esta clara objetividad de Polanski juega en su contra durante la primera parte del metraje, la situada fuera de Londres. Aqui, el ritmo es cansino, ciertos pasajes innecesarios (como el de la anciana que da cobijo a Twist) y otros breves en exceso, como la estancia en el orfanato. El director de origen polaco solo se preocupa en establecer jerarquias, situando a Oliver en planos picados y al resto de personajes en contrapicados.
Todo cambia cuando Twist llega a Londres, cuando aparece Fagin, Artful Dodger y Sykes. El poder de estos personajes manejan la historia. Ahora la objetividad del director funciona.
Lo deja en manos de Dickens. Ben Kingsley se divierte componiendo el personaje de Fagin y el "Oliver Twist" de siempre cobra vida, con su mala fortuna, sus injusticias y penurias.
Sin embargo, Polanski no abusa de la maldad, de la amargura del entorno, de ese Londres mugriento. Fagin es malo, pero no tan malvado como en otras ocasiones. Hay cierto aire familiar e infantil en esta versión, nuevamente sobre un personaje castigado, hacinado, como ya lo era el pianista de la cinta anterio. Roman Polanski puede que terminase hastiado de tanta dureza en "El Pianista" y ahora su visión de este Dickens, es más afable.

Según las exigencias del espectador, "Oliver Twist" puede ser una gran película, vista como tal, sin ahondar en quien es su director.
Ahora bien, quien espere un nuevo ejercicio de este "enfant terrible" llamado Roman, no encontrará más que una digna recreación dickensiana hecha para toda la familia.
Por supuesto no es la mejor obra de Polanski, pero es completamente salvable.

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Written by Roberto García

Escrito con mucho esmero e ilusión desde Albacete. Comenta si te apetece y si no, escucha nuestro programa de radio, que también tiene su aquel.

2 comentarios

  1. Definitivamente el consentido culposo de los cinefilos, que si tiene cuentas con la justicia que si no, bah! Lo admiramos por su arte de dirigir. punto. Saludos Tequileros.

  2. Anónimo says:

    Marinero:

    Discrepo en lo de "novela fácilmente trasladable al cine". Es muy difícil hacer cine en general, aunque esté basada en historias novelescas.