1. Perteneciente o relativo a una catástrofe.
2. Desastroso, muy malo
Esas son las dos acepciones de la palabra catastrófico. Y en ambas puede enmarcarse perfectamente el último trabajo, del otrora inquieto y combativo director, Oliver Stone, “World Trade Center”.
No es complicado el adivinar, con solo ver el título de este film, que “World Trade Center” es una aproximación a los hechos acaecidos el fatídico 11 de Septiembre del 2001, en el cual las dos torres gemelas de Nueva York se desplomaron a consecuencia de un feroz y mortal ataque aéreo.
Tras “United 93”, este es el segundo film en lo que va de año, que se acerca a dicha tragedia. Unos hechos, que narrados a través de la vía cinematográfica, sitúan inevitablemente a la película que los recoge dentro del género catastrofista.
Por otro lado, “Word Trade Center” abarca la segunda acepción de dicho adjetivo. Y es que la visión tomada por Stone para narrar lo ocurrido en Nueva York en aquel día de Septiembre, es enormemente desafortunada, sin un ápice de buen cine, tediosa y patriótica.
Hay una enorme carencia de valentía en la mirada propuesta por Stone, el cual ha optado por narrar el atentando en sí y la posterior caída de las torres, a través de los ojos de los policías portuarios de Nueva York.
Unos policías que ni siquiera estaban cerca de los edificios, lo que permite a Oliver Stone no tener que afrontar de una manera directa el suceso. Este es el primer gran error de los muchos con los que cuenta "World Trade Center". El eludir la reconstrucción de los hechos resta interés a la cinta y al devenir de la misma.
Hay un tacto y cuidado excesivos por el atentado frente a lo que deberia contar. Stone, ha tenido más presente a la frágil sensibilidad del espectador americano para con los atentados, que los motivos artísticos de la misma. Es imposible emocionar, sorprender, o transmitir el dolor posterior de las sufridoras esposas de los policías, de los agentes atrapados o de la desesperación de los ciudadanos ante algo que no se nos ha ofrecido o al menos sugerido.
Y no vale la excusa de que el hecho real ya es suficientemente impactante y cercano a la memoria del espectador, porque esto es cine y en el cine hay que transmitir; para que sea posible la identificación del espectador con los policías, la tristeza por las victimas o la rabia por la brutalidad del acto terrorista. Y fallar en eso en un film sobre el 11-S es un pecado de gran dimensión.
De este modo, a los diez minutos de metraje, las torres ya no están y quedará un largísimo calvario para el espectador hasta el final de la cinta.
Con un aire (vendaval diría yo) a telefilm se desarrolla el resto de “World Trade Center”, la cual no tiene ni belleza plástica, ni se luce en efectos especiales, ni tiene personajes carismáticos (todo lo contrario), ni un score adecuado a las imágenes. Para colmo a la siempre atractiva Maria Bello (especialmente bella en “Una historia de violencia”) le ponen unas innecesarias lentillas azules a las que cuesta acostumbrarse.
Dos aburridas horas tiene “World Trade Center” en las que el tedio se impone como protagonista, en las que vemos constantemente a dos policías atrapados (Nicolas Cage y Michael Peña) recitar diálogos sobre el nombre de sus futuros bebés o sobre sus familias, a las sufridoras familias de los agentes (horrorosamente introducidas y presentadas por el director) y a un hombre con traje y corbata que se rapa la cabeza y vestido de Marine ira al rescate de los atrapados. Increíble, pero al mismo tiempo, cierto.
Mención aparte merece la aparición de Jesucristo en la película, el cual aparece para dar una botella de agua de plástico (Lanjarón o Font Vella por la forma de la misma) a uno de los agentes. Lamentable y vergonzosa secuencia que parece salida de un film cómico del trio Zucker-Abrams-Zucker.
Por tanto, estamos ante un film CATASTROFICO en todos sus sentidos, con el que Oliver Stone ha quedado en evidencia, corroborando el declive artístico de este hombre que ya anunciaba en la surrealista cinta sobre Alejandro Magno.
Una cinta que engrandece las virtudes de la cinta de Paul Greengrass, “United 93”. Una producción sonrojante, fea y desafortunadisima que resta la poca credibilidad que le quedaba al director de “Platoon” o “J.F.K”.
Yo la vi la semana pasada y salí con la impresión de ver un telefilme de la tarde. El ritmo e interés se caen con las torres y la peícula se convierte en algo demasiado blando; lo que cuenta puede ser real pero no despierta un interés cinematográfico en absoluto.
Yo no creo que le quede poco credibilidad a Stone, me inclino a pensar que intentaba reconciliarse con la industria tras,segun muchos, el fracaso de Alejandro.
la pones a caldo con razón. Vaya tedio de película...vaya tostonazo patriótico.
con lo que ha sido el tío Oliver!!!
q pena
Por cierto, lo que te pasa a ti con lo de subir la nota del de Hammond me pasa a mi con el de The Killers.
Que bocazas soy, la próxima vez le doy la nota después de escucharlo 20 0 30 veces.
Me lo he comprao!
Totalmente de acuerdo. El único atenuante es que la presión debió de ser fortísima... pero igualmente lo fue para Greengrass, y la supo soportar.
Y lo peor es que ni siquiera puedo hablar de decepción: en el fondo, me lo temía.
Un saludo, Rob!
Gran blog.
Y gran crítica, me ponen esta película en Semana Santa y no dudó de que es un telefilm de los 70 cutre. Lo de Jesucristo es bueno para degollar a Stone...que cutre.
Eso sí, mezcla momentos de magestría. Yo creo que lo hizo por dinero.
Saludos!!!