HOSTEL 2

En “Hostel”, el segundo trabajo de Eli Roth en la dirección tras “Cabin Fever” y auspiciado por Quentin Tarantino, se narraba la historia de tres estudiantes americanos que deciden hacer turismo sexual por Europa del Este, acabando en un sospechoso Hostal que les llevará a un infierno en el que se mezclarán poderosos millonarios con insospechadas torturas. No dista demasiado de su primera entrega “Hostel 2”, volviendo a contar la misma historia con la salvedad del cambio de sexo de sus protagonistas.

Roth ha diseñado una secuela redundante que no ofrece demasiadas novedades con respecto a la primera parte, si bien, el director, ha intentado hacer de “Hostel 2” una secuela a imagen y semejanza de esas segundas o terceras partes que llenaban las sagas del cine de terror setentero y ochentero, como deja entrever muy pronto, la secuencia que abre la cinta, propia del cine de Wes Craven. (“Scream”).

Bajo un guión de diálogos malos y situaciones peores, Roth vuelve a contar la misma historia en lo referente a la llegada de las estudiantes a Eslovaquia, aunque lo hace de un modo más apresurado, directo. Como si le aburriese tener que plantear de nuevo lo ya planteado o volver a presentar los mismos lugares que se vieron en la primera parte y quisiera quitarse ese tramo de narración cuanto antes. Salvando las distancias, “Hostel 2” es como una peli porno, en la que sus diálogos y los actos llevados a cabo por sus protagonistas son simples y tontos y existen con la única la intención de encaminar cuanto antes la acción a la truculencia y la brutalidad de las torturas, que al fin y al cabo es lo que Roth y el espectador han ido a buscar en esta secuela.
Tan solo la subasta de victimas a torturar entre ricos millonarios, ofrece alguna dosis de talento e inspiración, dentro de lo reiterativo de la propuesta.

Una parte final más cómica de lo esperado, bastantes momentos gratuitos (el asesinato de un niño, la muerte de uno de los torturadores por parte de unos perros) y bruscos cambios en los modos de comportamiento de los protagonistas, hacen de “Hostel 2” una película a la que es imposible tomar en serio, como ya lo era, aunque posiblemente en un grado menor, la cinta original, y que nos deja, a modo de corolario, el innegable poder del dinero, capaz de comprar cualquier cosa o circunstancia, por inimaginable o inhumana que sea, e incluso capaz de salvarte el pellejo.