VIVA LAS VEGAS!!!

La mejor de las decisiones tomadas en esta tercera entrega de las aventuras de Danny Ocean y compañía, ha sido la de devolver la acción a su emplazamiento original. Aquel en el que se desarrollaba la historia que protagonizaron en los 60, Frank Sinatra y su Rat Pack, aquel en el que Steven Soderbergh situó el remake del mismo título (“Ocean´s Eleven”) y que tan buen resultado le dio. Sin duda, el mejor escenario para narrar las andanzas de un grupo de ladrones glamourosos, de los que no se conforman con robar una sucursal bancaria, sino de los que disfrutan haciendolo en los mejores y más seguros casinos del mundo…Las Vegas.

Y es que tras los viajecitos europeos, los toques postmodernos y los romances a destiempo con los que contaba “Ocean´s Twelve”, la aburrida secuela de “Ocean´s Eleven”, sus creadores han entendido, que la esencia de esta saga reside en los grandes robos y en su modo de preparación, así como en ese inteligente dinamismo fílmico y de edición que supo impregnar Steven Soderbergh a la primera parte, los cuales se ajustaban como un guante a todo lo expuesto en el guión. Ahí residía el éxito de “Ocean´s Eleven”, muy eficaz como cinta de entretenimiento, como escaparate de guapura y lujo, de ludopatía y choque de egos. Y por eso, “Ocean´s Thirteen”, que sigue la estela de su primera parte, más que de su predecesora más directa, es un buen ejemplo de todo ello, y de nuevo, un tanto a favor de Soderbergh, Clooney, Pitt y compañía.

“Ocean´s Thirteen” es una película gozosa. Disfrutable de principio a fin. Va al grano y no se encamina por otros derroteros ajenos a la trama principal, como ocurría en “Ocean´s Twelve”. No digo que la ausencia de Julia Roberts y Catherine Z. Jones beneficie a la película, puesto que su presencia, junto a la de galanes de la talla de Clooney o Pitt, aumentaba en dosis infinitas el glamour de la saga, pero si que, al ser esta tercera entrega, una cinta eminentemente masculina, “Ocean´s Thirteen” gana en camaradería, (que al fin y al cabo es uno de los leit motivs de la trilogía) y con ella, la narración aumenta en entretenimiento y humor, el que desprenden una serie de actores/amigos que se limitan a interpretarse a si mismos y a pasar un buen rato mientras ruedan una película a las ordenes de su también amigo Soderbergh.

En esta tercera ocasión, Danny Ocean (George Clooney) y su pandilla atentarán contra un nuevo casino en el mismo día de su inauguración. La razón; vengarse de su propietario, el megalómano Willy Bank (Al Pacino) el cual engañó a Reuben (Elliott Gould), uno de los miembros de la banda de Ocean, dejándolo al borde de la muerte.
Esta premisa argumental, servirá para montar un divertido film, con menos acción y romance y con mucho más humor, en donde todos y cada uno de sus protagonistas tendrán sus momentos de lucimiento cómico, aumentando en presencia, dos de sus más veteranos socios, Carl Reiner y Elliot Gould.

Además, “Ocean´s Thirteen” nos ofrece la posibilidad de disfrutar de Al Pacino y Ellen Barkin, en la película más notoria en la que han participado en los últimos años. La mera presencia del actor de “Serpico” o “El Padrino”, ya aporta contundencia a Willy Bank, el villano/victima en cuestión, de esta tercera parte. Al Pacino, convence, componiendo un personaje histriónico y apto para todo un magnate de casinos con el ego por las nubes. Es un lujo ver a este gran actor en un producto que funciona tan bien, y en el que goza de mucho protagonismo al ser el objeto de la venganza. Por su parte Barkin, que ya fuera compañera de Al Pacino en “Melodía de seducción”, se muestra esplendida a sus 53 años.

Por ser una reunión de todos los personajes de la trilogía (los masculinos), incluyendo a Andy García y Vincent Cassel, y por la ruptura de la productora que crearon Soderbergh y Clooney (Section Eight), “Ocean´s Thirteen” tiene forma de cierre de saga. Un cierre apropiado y entretenido, que nos hará pasar un estupendo rato de evasión, siendo además testigos de la elegancia de George Clooney, Brad Pitt o Matt Damon, la agilidad tras las cámaras de Soderbergh, la enorme presencia de Pacino y Barkin, la excelente música de David Holmes (inspiradísimo durante toda la trilogía) y el lujo y la riqueza de los casinos de Las Vegas, una “pseudo-urbe”, llena de automóviles deportivos, rubias atractivas y partidas de Blackjack.