Reclamada por Hollywood y realizando un trabajo de encargo, Isabel Coixet ha llevado a su terreno (cosa que no siempre ocurre en estos casos) a “Elegy”, la cinta con la que debuta en la gran industria americana, y que en vistas de su temática que mezcla amor, mortalidad, tristeza y paso del tiempo, parecía ser la película perfecta para ajustarse al cine de la directora catalana, aún cuando muchos de los seguidores de la literatura de Philip Roth, el autor de “El animal moribundo”, novela que adapta “Elegy”, no hayan quedado precisamente entusiasmados con esta versión, por ser, precisamente, más cercana al universo personal de Coixet que al del propio Roth.
Contando la historia de David Kepesh (encarnado con fuerte presencia por Ben Kingsley) profesor de Universidad que se enamora de Consuela Castillo (Penélope Cruz), una de sus alumnas, “Elegy” presenta ese tempo narrativo pausado y prolongado de la directora de “Mi vida sin mi” o “La vida secreta de las palabras”, lleno de referencias culturales, acompañado por música minimalista y largos planos, y que es perfectamente reconocible y alabado por el espectador conocedor de su cine y odiado a su vez, por aquellos detractores que sitúan a Coixet entre los directores “gafapasta” y “cultureta” por excelencia. Una indudable “marca de la casa” que vuelve a repetirse esta vez (con guión ajeno) en “Elegy” la cual va dosificando, profundizando y digiriendo a lo largo de todo su metraje la exploración de las relaciones amorosas y sexuales, de la vejez y la enfermedad, constantes vitales de su historia y constantes todas ellas del cine de Coixet.
La belleza de Consuela Castillo, (un papel resuelto con brillantez por la cada vez mejor y mayor actriz, Penélope Cruz), desmontará el mundo ordenado aunque gris de Kepesh, culto, metódico y cínico, debilitando su superioridad, orgullo y punto de vista sobre las relaciones. Esas que Kepesh analiza en todas y cada una de las secuencias que comparte con Dennis Hopper en un buen papel secundario que ejerce de estupendo contrapunto a la historia de amor principal, como también lo hace en los diálogos que mantiene con el personaje que encarna Patricia Clarkson.
Kingsley es el enlace con todos los secundarios. Con ellos profundiza en el alma humana, en sus sentimientos, en su mirada hacía el amor y el sexo. Ninguna de sus reflexiones parecen tener sentido una vez que se une a Consuela, motor de cambio de Kepesh y personaje que provoca esta reacción de sensibilidades en cadena, que Coixet explota en algunos momentos de sentida emoción y en otros que parecen salidos de un anuncio de ropa de marca, defecto que ya vimos en otra de esas historias de enérgica pasión, (aunque en un contexto clásico) como era “Expiación”.
Probablemente no sea “Elegy” la cinta más lograda de Coixet, que ha llegado a cotas más alta de emoción con “Mi vida sin mi” o con ese desgarrador final de “La vida secreta de las palabras”, algo a lo que es incapaz de acercarse con esta película, pero si es una ejemplar demostración de cine de autor en su primer film tras el cambio de industria y un convincente estudio sobre el amor en muchos de los momentos que comparten Kingsley y Cruz, y en casi todos en los que gozan de presencia sus secundarios (Clarkson, Sarsgaad, Hopper).
Una buena película para degustar y contemplar con paciencia y que además ofrece una gran química entre su pareja protagonista, que por un lado viene a reafirmar la imponente figura de Kingsley como grandísimo actor que es, y a confirmar la madurez que está adquiriendo Penélope en sus últimas apariciones en la gran pantalla con una excelente y interpretación.
Contando la historia de David Kepesh (encarnado con fuerte presencia por Ben Kingsley) profesor de Universidad que se enamora de Consuela Castillo (Penélope Cruz), una de sus alumnas, “Elegy” presenta ese tempo narrativo pausado y prolongado de la directora de “Mi vida sin mi” o “La vida secreta de las palabras”, lleno de referencias culturales, acompañado por música minimalista y largos planos, y que es perfectamente reconocible y alabado por el espectador conocedor de su cine y odiado a su vez, por aquellos detractores que sitúan a Coixet entre los directores “gafapasta” y “cultureta” por excelencia. Una indudable “marca de la casa” que vuelve a repetirse esta vez (con guión ajeno) en “Elegy” la cual va dosificando, profundizando y digiriendo a lo largo de todo su metraje la exploración de las relaciones amorosas y sexuales, de la vejez y la enfermedad, constantes vitales de su historia y constantes todas ellas del cine de Coixet.
La belleza de Consuela Castillo, (un papel resuelto con brillantez por la cada vez mejor y mayor actriz, Penélope Cruz), desmontará el mundo ordenado aunque gris de Kepesh, culto, metódico y cínico, debilitando su superioridad, orgullo y punto de vista sobre las relaciones. Esas que Kepesh analiza en todas y cada una de las secuencias que comparte con Dennis Hopper en un buen papel secundario que ejerce de estupendo contrapunto a la historia de amor principal, como también lo hace en los diálogos que mantiene con el personaje que encarna Patricia Clarkson.
Kingsley es el enlace con todos los secundarios. Con ellos profundiza en el alma humana, en sus sentimientos, en su mirada hacía el amor y el sexo. Ninguna de sus reflexiones parecen tener sentido una vez que se une a Consuela, motor de cambio de Kepesh y personaje que provoca esta reacción de sensibilidades en cadena, que Coixet explota en algunos momentos de sentida emoción y en otros que parecen salidos de un anuncio de ropa de marca, defecto que ya vimos en otra de esas historias de enérgica pasión, (aunque en un contexto clásico) como era “Expiación”.
Probablemente no sea “Elegy” la cinta más lograda de Coixet, que ha llegado a cotas más alta de emoción con “Mi vida sin mi” o con ese desgarrador final de “La vida secreta de las palabras”, algo a lo que es incapaz de acercarse con esta película, pero si es una ejemplar demostración de cine de autor en su primer film tras el cambio de industria y un convincente estudio sobre el amor en muchos de los momentos que comparten Kingsley y Cruz, y en casi todos en los que gozan de presencia sus secundarios (Clarkson, Sarsgaad, Hopper).
Una buena película para degustar y contemplar con paciencia y que además ofrece una gran química entre su pareja protagonista, que por un lado viene a reafirmar la imponente figura de Kingsley como grandísimo actor que es, y a confirmar la madurez que está adquiriendo Penélope en sus últimas apariciones en la gran pantalla con una excelente y interpretación.
Alberto Q.
www.lacoctelera.com/traslaspuertas
A mí me gustó aunque podría haber quedado mejor si el final fuera el de la novela (creo).
Le dejo mi link, (aunque con Explorer versión antigua da problemas...)
http://www.lacoctelera.com/traslaspuertas/post/2008/04/17/preestreno-elegy-amor-miedo-soledad-sexo-2
Un saludo cordial, Rob!!
Saludos.
Me atrae esta película, y por tu comentario estoy inclinado a verla, pero es que las dos que he visto –intentado ver- de esta directora no han sido del todo de mi agrado. “A los que aman” me pareció hierática y empalagosa, y “Cosas que nunca te dije” tiene un inicio esplendido pero se va dispersando y perdiendo el tono agrio del principio, con lo que fue perdiéndome la gracia; pero quien sabe que me depara el cine de esta mujer si le doy más oportunidades.
Yo sólo te digo una cosa, amore mio:
Una de las razones por las cuales estoy en este mundo es para aprender. Y aparte de Todo El Mundo, una de las personas de las que aprendo es de tí.
Así que no te creas que tus sugerencias caen en saco roto. Además, toda la información sólo sirve para formar criterios, algo que me parece esencial.
No em gusta "crear escuela" ni "seguir ecuela", me gusta aprender de tí (y de otros tantos) y crear una opinión propia.
Por eso te respeto.
Eso, y que ahora mismo voy pedo.
Un besou!
PS: (Iba a escribir esto como respuesta a tu comment en mi blog, pero así lo lees directamente, ;-) )
buf, pereza...
Desde Cloverfield no he vuelto al cine, es la racha más larga de mi vida!!!
El martes cae Iron Man y espero ver 3 días en breve, me apetece mucho.
Sabía que la niebla le haría flipar. No deje de verla en blanco y negro!
Un abrazo!
Coixet apesta. Opinión mía.