10 de marzo de 2009

“The Wrestler” sería una película deportiva, de superación y triunfo, si su protagonista, Randy “The Ram” Robinson, estuviese en la veintena. De soberbia, sexo, drogas y alcohol en un ser de fama despreciable si se enmarcase en la treintena. Pero “El Luchador” toma otros años, años de vuelta de todo, suscitando la compasión en el espectador por un personaje menguado y derrotado que solo busca la redención.

Tal vez porque la historia de Randy parece un idéntico reflejo de la de su actor, Mickey Rourke, o tal vez porque Aronofsky se esfuerza en contarnos lo grande que este luchador fue, mientras el propio personaje se dedica a reconocer en voz alta sus errores y en reinsertarse en la sociedad, “The Wrestler” consigue desprender una gran emotividad y sinceridad en su crepuscular acompañamiento del personaje.

Es la mirada arrepentida y profundamente verosímil de un inconmensurable Mickey Rourke la que hace funcionar a las mil maravillas a una película, que de otro modo, no hubiese sido más que un film independiente no demasiado superior a la media. Rourke aporta una dimensión humana a un personaje vencido en la vida, pero nunca en el ring, un luchador admirado y respetado que paradójicamente se encuentra en la más absoluta soledad y cuyas únicas esperanzas (una stripper y su hija, encarnadas por Marisa Tomei y Evan Rachel Wood) solo son un espejismo de ilusión en su existencia. Aronofsky se sube a su espalda (ya sea en el camino hacía el ring o por los pasillos de un supermercado) y carga todo el peso de la cinta en su figura, completando así su película más convencional pero donde se muestra hábil manejando todos los instrumentos del cine indie (austeridad, retrato de la América profunda, etc), como si de un experto en el género se tratase.

Rourke dota a “El Luchador” de un alma y una sensibilidad que jamás hubiésemos esperado en un campeón de wrestling de larga melena oxigenada y lleno de adicciones y excesos convirtiendo así a la cinta de Aronofsky en un producto de gran calidad capaz de calar hondo en el espectador y llegar a ser uno de los más sinceros ejemplos de cine de este año.

Más acostumbrado al cine de puramente independiente que Aronofsky, el actor y director Tom McCarthy (“The Station Agent”) también era consciente de que el éxito de “The Visitor” pasaba por dar a Richard Jenkins el protagonismo absoluto de su película.

Habitual secundario, Jenkins borda el gesto desencantado y hastiado de Walter Vale, un profesor universitario que con la necesidad de viajar a NuevaYork por asuntos laborales sufrirá un profundo cambio en su vida al conocer a una pareja de jóvenes de Siria y Senegal.

Con la sencillez y la serenidad como principales armas, “The Visitor” basa su relato en las relaciones personales, en la riqueza multicultural que la inmigración aporta y en su indefensión ante la dureza del sistema americano post 11-S. Todo, ante los atentos ojos de Jenkins que completa una contenida y emocional interpretación digna de esa nominación al Oscar que recibió (si este no fuese su primer papel protagonista, ya tendría el Oscar bajo el brazo).

Bajo la etérea presencia de Fela Kuti, el abatido profesor encontrará la liberación personal aprendiendo a tocar el djembé, sintiendo el calor de la amistad entablada con el sirio Tarek y renaciendo en él algo parecido al amor al conocer a la madre de este, Mouna (la actriz de intensa mirada, Hiam Abbass, vista en “Los limoneros”) en lo que supone una de las historias de amor imposible más modestas y bellas del cine reciente.

La sola secuencia en que Vale aparece con unas gafas nuevas, resume maravillosamente la delicadeza y naturalidad que destila esta película y el tacto con que el personaje de este profesor ha sido escrito e interpretado.

Películas como “The Visitor” dan verdadero sentido a ese género de géneros que es el cine independiente.
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Written by Roberto García

Escrito con mucho esmero e ilusión desde Albacete. Comenta si te apetece y si no, escucha nuestro programa de radio, que también tiene su aquel.

3 comentarios

  1. Hernán says:

    Me gustó mucho The Wrestler. Carnal y visceral como pocas.
    The Visitor todavía no la vi.

    Saludos.

  2. Anónimo says:

    Yo tengo las dos pendientes, para verlas en cuanto encuentre un rato. Saludos!

  3. Anónimo says:

    Muy interesantes y magnificas peliculas... Historias duras, perfectamente interpretadas y dirigidas.
    De The Visitor, destaco la dulzura con la que se trata el durisimo tema de la marginacion a los emigrantes. Las actuaciones de sus protagonistas, excelentes, Richard Jenkins, hace un papelon.
    Es cierto, da gusto ver cine independiente con tantisima calidad!