13 de marzo de 2009

Anunciada como el canto del cisne interpretativo de Eastwood, “Gran Torino” es una obra llena de complacencia y homenaje, mucho menos trascendente de lo que en un principio podía parecer y por momentos casi una comedia de jubilados gruñones.

Gran Torino” repite esquemas ya utilizados en la carrera de Clint Eastwood; un personaje con rapidez para cargar el rifle, rígido, conservador, americano de pura cepa, y por supuesto, viudo. Como Harry Callahan o como el William Munny de “Sin Perdón”, pero tan ocioso como el mejor pensionista. Una familia despreciable e interesada y un cura con el que lidiar y poner en tela de juicio la fe y las creencias religiosas, tal y como ya ocurría en “Million Dollar Baby” con la que también comparte esa relación mentor-aprendiz que va desde la indiferencia hasta el cariño mutuo.

Al trabajar sobre multitud de ideas ya tratadas a lo largo de la carrera del director de “Mystic River”, “Gran Torino” cobra más sentido como repaso fílmico, como reunión de tópicos “eastwoodianos” y como divertimento ligero con ánimo de despedida.
De este modo, nos encontramos con Walt Kowalski, un antiguo trabajador de la Ford, ya retirado y recientemente enviudado que vive solo junto a su perro y su Gran Torino del 72, al que cuida con esmero a diario. Su barrio, otrora lugar perfecto para residir, se ha convertido ahora en una zona de inmigrantes y bandas callejeras, algo que, por supuesto, Kowalski no puede soportar.

Lejos de ser un poderoso drama racial, “Gran Torino” transcurre como una amable comedia sobre la diferencia de culturas, la tolerancia y la amistad protagonizada por un ser familiar y ampliamente popular; el Clint Eastwood cascarrabias.
Su guión no resiste muchos análisis, es redundante en si mismo, efectista y con sonoros altibajos. Sus secundarios no están suficientemente desarrollados en favor de un mayor protagonismo para Eastwood, al que guarda esos momentos entrañables que hacen que el espectador, a pesar de haber notado las carencias y la intrascendencia de “Gran Torino”, no preste la mínima atención a los errores y aplauda y disfrute por enésima vez de un film así.

Por si quedaba alguna duda, con “Gran Torino” se despejan todas. Esta es definitivamente la última película de este gran actor y director clásico delante de las cámaras y como tal es un gozo asistir a este adiós revisando y recordando a la figura popular y al personaje que solo él supo dar vida al tiempo que convertirlo en respetado y querido.

Decir adios a Walt Kowalski es decir adios a Harry Callahan (“Dirty Harry”), Frankie Dunn (“Million Dollar Baby”), Frank Corvin (“Space Cowboys”), o Bill Munny (“Sin Perdón”). Un tributo imprescindible.
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Written by Roberto García

Escrito con mucho esmero e ilusión desde Albacete. Comenta si te apetece y si no, escucha nuestro programa de radio, que también tiene su aquel.

10 comentarios

  1. Roberfumi says:

    Si....huele a despedida. No me la pienso perder, este tio se merece que vayamos todos en procesión a verla jeje

    Vamos Clint!!!!

    Ciao Rob!!

  2. Anónimo says:

    Afortunadamente nos queda detrás de las cámaras, donde es único. Un saludo.

  3. Despedida interpretativa, afortunadamente, como bien apunta Sesión Golfa...y es que el tito Clint no para, hoy mismo han salido publicadas las primeras imagenes de su nuevo rodaje...una peli sobre rugby y Nelson Mandela que todavía no tiene nombre y rueda en Sudafrica...menudos 78 años...


    Os dejo el enlace:

    http://www.worstpreviews.com/headline.php?id=12538&count=0

    Saludos!

  4. Buenas

    Yo no se si es su despedida o no, pero a mi me pareció un telefilm. Bien rodado, pero telefilm.

    Si vale, Eastwood borda el papel que lleva haciendo durante 40 años. Pero ya sería grave si no lo hiciera.

    No es por nada. La de veces que han metido en la tele la historia del jubilado gruñón que endereza al adolescente problemático y que al mismo tiempo le ofrece a ese jubilado un motivo más de lo bello que es vivir. La escenita final de la lectura del testamento es la quintaesencia del topico de esos telefilmes de sobremesa.

    Y odio al chico que hace de chino.

    Un saludo

  5. Jajaja,

    Hombre, es un autohomenaje entrañable, más descuidado de lo normal en Clint, pero no creo que eso le importe en este caso.

    Ahora bien, estoy de acuerdo en lo del chino "atontao"...

    Saludos

  6. Iván says:

    Hola! La vi el otro día en el cine y me gustó mucho, con esta película Clint sigue con su magnífica racha, que ya dura unos años.

    Quizá la sencillez de la historia hace que la película no sea tan "grande" como otras de Eastwood, pero aún así me pareció de lo mejor que se puede ver ahora mismo en el cine.

    Un saludo!

  7. Si está Clint en la cartelera, hay que elegirlo a él...sin duda alguna!

    Saludos!

  8. Manuel says:

    Estupenda película sobre la amistad y la generosidad. Sobre la enseñanza que nos pueden ofrecer generaciones anteriores a la nuestra, llenas de experiencia y sabiduría, en una sociedad en la que prima la juventud por encima de todo.

  9. mia says:

    Fantastica!!!!

  10. Anónimo says:

    ¿yo de mayor?, quiero ser Clint Eastwood