SUSIE SALMON QUE ESTÁS EN LOS CIELOS

Hablar de la muerte desde una óptica complaciente y colorida requiere grandes cantidades de tacto y conlleva el riesgo de resultar grotesco. Eso es algo que hizo, al borde del precipicio, Javier Fesser con “Camino” o aquel vehículo para el lucimiento de un por entonces en auge, Robin Williams, llamado “Más allá de los sueños” de desastrosa acogida.

La adaptación de la muy leída novela de Alice Sebold, “Desde mi cielo”, proponía precisamente esa disyuntiva, si bien, en manos de Peter Jackson parecía un proyecto más fiable y prometedor de lo que en un principio podía resultar, especialmente si traíamos a la memoria el último aunque lejano melodrama del director neozelandes, “Criaturas celestiales”, con la que “Desde mi cielo” podía guardar pequeñas similitudes.

Pero el Peter Jackson de aquella cinta que descubría para el cine a Kate Winslet, no es el mismo Peter Jackson que ha tomado esta novela como opción. En todo este tiempo, Jackson se ha convertido en uno de los grandes directores del cine espectáculo, en un renovador del aspecto visual del séptimo arte y en un tipo acostumbrado a productos mastodónticos (la trilogía de “El Señor de los Anillos”, la nueva versión de “King Kong”) donde asombrar a la vista cobra tanta importancia como narrar una historia.

Es la capacidad adquirida por Jackson para no contenerse visualmente la que pierde a este relato de vida, muerte y familia, en el que se entremezclan dolorosos momentos humanos con excesivos delirios plásticos.

Partiendo de una premisa demoledora como es el asesinato por parte de un pederasta de una niña de 14 años, “The lovely bones” es la historia de un crimen, de la angustiosa convivencia matrimonial con la incertidumbre de una desaparición y de la búsqueda del responsable de todo el daño. Todo narrado desde el punto de vista celestial de la víctima, Susie Salmon (Saoirse Ronan).

En esta arriesgada confluencia entre tierra y cielo, Jackson se muestra como un buen cronista de lo terrenal y un mal ejecutor de lo etéreo entorpeciendo su excelente labor a la hora de presentar y desarrollar el personaje del vecino asesino (encarnado con gran acierto por Stanley Tucci) o de manejar los hechos que rodean al crimen, por medio de la introducción de imágenes superfluas, en ocasiones ridículas y más propias de un fondo de escritorio de Windows, que son todas aquellas en que la joven Susie Salmon mira desde lo alto los acontecimientos.

Demasiados minutos emplea Jackson en mostrar su logrado (aunque de dudoso gusto) edén, algo que acabará perjudicando a la exposición de otras subtramas como la que hace referencia a la debilitada relación entre los padres de Susie Salmon (unos desaprovechadísimos Mark Whalberg y Rachel Weisz) o la irrupción de la abuela de la familia (Susan Sarandon) y su relación con la hija pequeña de la familia.

Aunque Jackson no deja con “The Lovely Bones” de ser un realizador con gran sentido del entretenimiento, si que comete su primer gran borrón desde que se convirtió en un director de primera fila. Quizá ahora entendamos porque esta película sufrió numerosos retrasos en su estreno y diversos vaivenes en su equipo artístico.