22 de abril de 2010

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Toda la vida pensando que “Alicia en el país de las maravillas” de Lewis Carroll se amoldaba a la perfección al cine de Tim Burton y cuando el director por fin se lanza a adaptarla, lo hace alejándose del universo que ideó el escritor británico.

No es excusable que Disney esté detrás del proyecto y haya podido influir en su comercial resultado final, puesto que la compañía animada del tío Walt ya se ganó la valentía en los años 50 con una versión mucho más cercana a la Alicia original en sus dosis de absurdo y juegos de deducción.

Ha sido el propio Burton, declarado detractor de la versión previa animada, el que, más allá de las posibles presiones de Disney, ha preferido simplificar al máximo la historia en lugar de arriesgar, convirtiendo a esta Alicia burtoniana en una eficaz pero muy corriente película familiar con moraleja feminista implícita que sigue los pasos de sagas recientes como “Las crónicas de Narnia” o “La brújula dorada”, con la consiguiente carencia de todas las dobles lecturas, locura, surrealismo y pesadilla que podían garantizar los estrambóticos personajes y situaciones del original de Carroll. Y eso, viniendo de un director que siempre se ha servido de universos góticos, recargados, marcianos (“Eduardo Manostijeras”, “Big Fish”), para encontrar una tenebrosamente bella poesía de su cine, supone una amplia decepción.

Esta nueva versión tiene lugar 10 años después de lo ocurrido en la novela original, por lo que sus hechos de aquella quedan relegados a una mera y vaga memoria de una Alicia ya adolescente y al borde de aceptar el matrimonio. Su evasión de la realidad a la que está sometida será la de una "segunda" visita al país de las maravillas, donde Burton y cía. encontrarán una total libertad para crear nuevas situaciones, imaginar colores y diseñar personajes y al mismo tiempo para traicionar al original en su intento por componer un producto de sencillo consumo (la inclusión del baile improvisado del “Sombrerero Loco” es el ejemplo perfecto).

Innegablemente esta “Alicia en el país de las maravillas” es un producto deslumbrante en lo visual (aunque no tanto en sus tres dimensiones), destancando la Reina de corazones encarnada por Helena Bonham Carter y el furtivo gato de Cheshire. El impecable diseño de producción es probablemente el único escudo que le quede al Tim Burton actual; un creador de imaginativos y brillantes universos plásticos sin vida interior.


La que se presumía como adaptación ideal de las conocidas novela de Lewis Carroll se ha quedado en agua de borrajas. Quizá el Tim Burton de hace una década no hubiese defraudado.
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Written by Roberto García

Escrito con mucho esmero e ilusión desde Albacete. Comenta si te apetece y si no, escucha nuestro programa de radio, que también tiene su aquel.

6 comentarios

  1. Totalmente de acuerdo. Pensé que vería otra cosa al estar detrás Burton, pero salí del cine dándome cuenta de que quien más mandaba era Disney y no el director...

  2. babel says:

    Suscribo lo dicho. Con Burton empiezo a pensar aquello de "fue bonito mientras duró". Una pena...

  3. Veo que somos unos cuantos los que encontramos decepcionante a esta Alicia.

    Lo peor de todo es que Tim Burton perdió el rumbo hace unos años y sólo es capaz de garantizar una estética brillante y nada más.

    Saludos!

  4. Unknown says:

    Convertir el maravilloso absurdo de Charles Lutwidge Dodgson en un remiendo de fantasía de karaoke estándar me parece una verdadera ABOMINACIÓN.

  5. Cotu says:

    No parece un proyecto deTIm burtin sino más bien un encargo hecho deprisa y corriendo, es una pena... Nunca había defraudado TIm Burton

  6. De por si, esta historia es retorcida, en manos de Tim Burton, pudo hacerla aún más exentrica, aunque la película me pareció buena, pero definitivamente de haber sido una historia mas normal y luego alterada por Tim Burton hubiese sido aún mejor, esa es mi opinión jeje saludos!