En su reciente visita a Áviles, Woody Allen negó creer en adivinos o videntes; “La gente se agarra a cualquier cosa para dar un significado a la vida, hacer que sea especial, porque la vida es muy deprimente“, sin embargo a lo largo de toda su obra y en concreto en el film que nos ocupa, “Conocerás al hombre de tus sueños”, Allen se ha mostrado muy interesado en la parapsicología, dotando de mayor fortuna a aquellos personajes con fe ciega en lo intangible, lo espiritual o clarividente, en contraposición a lo miserable de las existencias de los que rechazan lo alejado de la realidad.
Como en “La maldición del escorpión de Jade” o “Scoop”, el destino sonríe al más crédulo, al ingenuo que atiende las indicaciones de un ilusionista o un futurólogo, de ahí que en este penúltimo film de Allen (el neoyorkino nunca tiene un “último” film, siempre está rodando) sea Helena Shepridge (Gemma Jones) la excepción a la desdicha generalizada en todos los protagonistas de la cinta.
Es esta descripción de la creencia en un dogma como válvula de escape a la, habitualmente, cruel realidad el mayor acierto de la cinta de Allen, la cual recorre lugares comunes de su cine, repitiendo, casi escrupulosamente, tramas ya usadas en títulos como “Poderosa Afrodita”, “Hannah y sus hermanas” o “Maridos y mujeres”, exteriores; el Londres de clase alta de “Match Point”, o situaciones; la inevitable sesión de ópera, las referencias intelectuales sobre pintura o literatura, alto protagonismo del azar ,las profesiones cultas de sus protagonistas.
Recursos constantes en el cine de Allen que según el grado de hastío en el espectador hacía ellos, inclinarán la balanza de “Conocerás al hombre de tus sueños” hacía un lado u otro.
Porque la tarea de Woody Allen es la de siempre; diligente con su cine, comedida en su puesta en escena, casi teatral, con ramalazos de ingenio y chispa, a ratos redundante en la exposición de las situaciones aunque alternando con sabiduría la comedia y el drama, y ante todo, rodeada de buenos actores (Josh Brolin, Anthony Hopkins, Naomi Watts, Antonio Banderas) que interpretan seres incapaces de madurar, aterrados con la soledad, repletos de fracasos sentimentales.
“Conocerás al hombre de tus sueños” es todo lo que Allen mejor sabe contar. La cuestión está en, tal y como hace Helena Shepridge, creer sin condiciones en el director de "Annie Hall" para así alcanzar la felicidad cuando se enciendan las luces de la sala.
Es esta descripción de la creencia en un dogma como válvula de escape a la, habitualmente, cruel realidad el mayor acierto de la cinta de Allen, la cual recorre lugares comunes de su cine, repitiendo, casi escrupulosamente, tramas ya usadas en títulos como “Poderosa Afrodita”, “Hannah y sus hermanas” o “Maridos y mujeres”, exteriores; el Londres de clase alta de “Match Point”, o situaciones; la inevitable sesión de ópera, las referencias intelectuales sobre pintura o literatura, alto protagonismo del azar ,las profesiones cultas de sus protagonistas.
Recursos constantes en el cine de Allen que según el grado de hastío en el espectador hacía ellos, inclinarán la balanza de “Conocerás al hombre de tus sueños” hacía un lado u otro.
Porque la tarea de Woody Allen es la de siempre; diligente con su cine, comedida en su puesta en escena, casi teatral, con ramalazos de ingenio y chispa, a ratos redundante en la exposición de las situaciones aunque alternando con sabiduría la comedia y el drama, y ante todo, rodeada de buenos actores (Josh Brolin, Anthony Hopkins, Naomi Watts, Antonio Banderas) que interpretan seres incapaces de madurar, aterrados con la soledad, repletos de fracasos sentimentales.
“Conocerás al hombre de tus sueños” es todo lo que Allen mejor sabe contar. La cuestión está en, tal y como hace Helena Shepridge, creer sin condiciones en el director de "Annie Hall" para así alcanzar la felicidad cuando se enciendan las luces de la sala.
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