14 de enero de 2011



Basta decir que “El discurso del rey” es un película británica y producida por los hermanos Weinstein para entender todo lo que puede ofrecernos.
Siguiendo la muy marcada línea del academicismo absoluto, de la corrección y la sobriedad, del moderado rigor histórico y el tono amable a medio camino entre el drama y la comedia, “El discurso del rey” juega en la liga de las películas intachables pero ligeras, cuyo clasicismo las encamina hasta la recta final de los premios Oscar pero les impide aspirar a una recompensa mayor en estos tiempos (salvo contadas y “compradas” excepciones como “Shakespeare in Love”).

Dirigida por Tom Hooper, responsable de “The Damned United”, la mejor película futbolística que ha dado el cine, “El discurso del rey” como “The Queen” se aproxima a la tan respetada realeza inglesa desde el punto de vista anecdótico y coyuntural, narrando la tartamudez del rey Jorge VI, un trauma aparentemente trivial pero que se magnifica con el estallido de la II Guerra Mundial cuando el soberano debe enfrentarse al discurso más importante de Inglaterra. La obsesión del monarca con su dicción y la relación que éste entabla con su logopeda marcan un relato que combina con habilidad el periodo histórico en que se sitúa, los deteriorados vínculos entre los miembros de la corona británica y el traspaso de poderes, la aceptación popular del nuevo rey y la descripción de su irritado y angustioso carácter, así como también la diferencia de clases, inevitable cuando de lo que se habla es de la amistad entre nobleza y pueblo.

Hooper, a base de incontables y agresivos primeros planos y grandes angulares que agudizan en pantalla la agonía del protagonista y a través de un guión que apuesta por el dialogo sutil e incisivo, compone una de esas obras refinadas, de escueta y precisa puesta en escena que rezuman flema inglesa por todos sus poros y en las que las interpretaciones adquieren un protagonismo superlativo, especialmente si son como las realizadas por Colin Firth (como Jorge VI) y Geoffrey Rush (como Lionel Logue) ambos impecables en unos personajes con gran química que piden a gritos un Oscar de la Academia que sería más que merecido.

El discurso del rey” como toda buena crónica de superación personal y amistad, como film de cuidada factura y distinguido linaje británico es capaz de meterse en el bolsillo muy diversos tipos de público, algo nada sencillo y muy del gusto de la Academia de Hollywood. Lo tiene todo para ser película de Oscar si su propia rigidez “british” y una red social de amigos no lo impiden.
Tagged
Different Themes
Written by Roberto García

Escrito con mucho esmero e ilusión desde Albacete. Comenta si te apetece y si no, escucha nuestro programa de radio, que también tiene su aquel.

0 comentarios