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Estrenada el 15 de Octubre sin mucho ruido y repercusión, “Pa Negre” de Agustí Villaronga fue vista por 150.000 espectadores, recaudando 850.000 euros. Tres meses después, con su vida comercial prácticamente cumplida y a punto de engrosar la larga lista de títulos españoles olvidados, las 14 nominaciones al Goya para la cinta de Villaronga provocaron la primera señal de atención hacía esta película de postguerra de la que pocos habían oído hablar. En ese momento, “Pa Negre” sólo se proyectaba en 10 salas de Cataluña, cifra que se aumentó hasta las 40 copias que se convirtieron en 100 con su triunfo en los Premios Goya. Es lo que tienen los premios. “Pa Negre” es ahora proyectada en toda España con mejores cifras en taquilla de las que pudo obtener en su estreno y comparte presencia en videoclubs con su propia llegada al mercado de dvd.
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El universo del realizador mallorquín está, por tanto, presente en “Pa Negre”. Se respira en su atmósfera viciada, en su sociedad tullida y maltratada por la guerra. Ahí reside la principal diferenciación de “Pa Negre” con el resto de títulos de su especie, a pesar su incapacidad a la hora de evitar pasajes manidos por este subgénero como ese malvado (y de escasa aportación) Sergi Lopez, o ese vendido profesor de escuela (Eduard Fernandez) que serán compensados con los matices morales y la ambigüedad presente en los personajes de Nora Navas, Roger Casamajor, Laia Marrull, los cuales refuerzan la lectura de “Pa Negre” y la convierten además en una película de brillante coralidad.
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