Es curioso, por inusual, el caso de Jaume Collet Serra. En un proceso inverso a sus compañeros de profesión españoles, el director catalán no ha necesitado hacer carrera en el cine europeo para dar el habitual salto a Hollywood, sino que directamente su carrera nace en y desde la meca del cine, con productos puramente comerciales diseñados por los grandes estudios.
De este modo, una de terror adolescente con Paris Hilton; “La casa de cera”, una de terror convencional con niña de rostro anémico, “La huerfana” y ahora un thriller primaveral con bazas calculadas al milímetro para triunfar en la taquilla, “Sin identidad”, han sido sus cartas de presentación hasta convertirse en un reputado realizador de los llamados “de encargo”.
No es que “Sin Identidad” sea thriller para descartar automáticamente por su clara sensación de producto prefabricado. La cinta tiene ritmo, actores que imponen con su sola presencia y un argumento sugerente. Sin embargo le ocurre lo que a muchas de las cintas de su especie; acaban por ser tremendamente previsibles y buscan con ansia un giro argumental con el que poder mostrarse ante el espectador como un producto meditado y ocurrente.
Conviene detectar a que películas quiere parecerse “Sin Identidad” para adivinar cuales son sus intenciones. La paranoia europea de Liam Neeson, perdido, confuso y algo desmemoriado en una ciudad desconocida, recuerda a ese otro suspense en el viejo continente elaborado por Roman Polanski, “Frenético”. Solo cambia el escenario, París por Berlín. Precisamente París es el escenario del otro referente/molde de “Unknown”; “Venganza”, aquel trepidante film de acción en el que Liam Neeson ya se desahogaba a puñetazo limpio por las calles parisinas.
“Sin Identidad” se apodera de las buenas ideas de los citados títulos y los pasa por el colador del cine de consumo express norteamericano, resolviendo tramas con mayor celeridad e introduciendo los ya citados giros argumentales que le permitan ser mejor considerada. La fórmula es capaz de convencer y entretener (como así ha hecho, habiendo logrado el número 1 en la taquilla norteamericana) puesto que Collet-Serra demuestra conocer bien los entresijos de la industria del espectáculo y los actores: Neeson, las bellisimas January Jones y Diane Kruger (dueña de un personaje repleto de sin sentidos), o el siempre inquietante Frank Langella, dan empaque al producto. No obstante, cuando “Sin identidad” se ve ante la posibilidad de aspirar a ser un producto mayor se topa con su incapacidad y con los impedimentos de su propia condición; la subtrama protagonizada por Bruno Ganz podría haber sido un excelente homenaje al cine de espionaje de ambientación europea que no llega a ser. Algo con lo que el realizador catalán habría aspirado a proyectos de mayor pedigrí.
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