Es evidente que la lluvia incesante para enrarecer el ambiente es algo que inventó Fincher (el gran inventor del cine moderno) en “Se7en”, que el lema “¿Quién mató a Rosie Larsen?” ya lo utilizó Lynch con Laura Palmer en “Twin Peaks”, que una pelirroja más bien arisca como detective nos recuerde a “Expediente X” y que el argumento principal- la investigación del caso de una joven asesinada- lo hemos visto en multitud de ocasiones en cine y telediarios varios. Sin embargo, más allá de su sensación de "deja vú", “The Killing”, remake de la cadena AMC de la serie danesa “Forbydelsen” perturba y engancha como pocas.
Con su parsimoniosa narración de los hechos donde cada capítulo corresponde a un día en la búsqueda del asesino de la adolescente Rosie Larsen, “The Killing” juega unas bazas que nunca dejan de ser seguras cuando se utilizan con buen criterio.
Todo en “The Killing” se acopla y se asocia para componer un relato descorazonador, trágico, gélido, grave. El seguimiento del dolor de una perdida familiar no escatima los momentos más incómodos (la elección de un ataud, la habitación vacía), la mirada a la lucha electoral por la alcaldía no rehuye el juego sucio, la labor policial no evita el tópico del agente obsesionado con el caso que deja de lado su vida personal. La serie de AMC ofrece un alto grado de realidad en la implicación de las subtramas, pero al tiempo, es ávida en el uso de la ficción policíaca. Un certero “whodunit” que se mueve entre lo hiperrealista y lo “peliculero” con agudeza y con el que el espectador quedará atrapado en su juego de averiguación aún cuando la serie, como sus investigadores de homicidios, de bandazos hacía pistas y sospechosos equivocados y en ocasiones, evidencie demasiada obsesión por el cliffhanger.
Compuesta de 13 episodios, “The Killing” supone otra diana en la magnifica puntería del canal “AMC”, responsable de joyas actuales de la televisión como “Mad Men” o “Breaking Bad”, y a la cual esperamos ver en nuevas temporadas ya sea siguiendo el esquema de su original danés o adquiriendo nuevos casos a resolver en cada temporada que nos permitan contemplar el día a día de la agente Sarah Linden y su compañero de faenas.
Con su parsimoniosa narración de los hechos donde cada capítulo corresponde a un día en la búsqueda del asesino de la adolescente Rosie Larsen, “The Killing” juega unas bazas que nunca dejan de ser seguras cuando se utilizan con buen criterio.
Todo en “The Killing” se acopla y se asocia para componer un relato descorazonador, trágico, gélido, grave. El seguimiento del dolor de una perdida familiar no escatima los momentos más incómodos (la elección de un ataud, la habitación vacía), la mirada a la lucha electoral por la alcaldía no rehuye el juego sucio, la labor policial no evita el tópico del agente obsesionado con el caso que deja de lado su vida personal. La serie de AMC ofrece un alto grado de realidad en la implicación de las subtramas, pero al tiempo, es ávida en el uso de la ficción policíaca. Un certero “whodunit” que se mueve entre lo hiperrealista y lo “peliculero” con agudeza y con el que el espectador quedará atrapado en su juego de averiguación aún cuando la serie, como sus investigadores de homicidios, de bandazos hacía pistas y sospechosos equivocados y en ocasiones, evidencie demasiada obsesión por el cliffhanger.
Compuesta de 13 episodios, “The Killing” supone otra diana en la magnifica puntería del canal “AMC”, responsable de joyas actuales de la televisión como “Mad Men” o “Breaking Bad”, y a la cual esperamos ver en nuevas temporadas ya sea siguiendo el esquema de su original danés o adquiriendo nuevos casos a resolver en cada temporada que nos permitan contemplar el día a día de la agente Sarah Linden y su compañero de faenas.
Uf, a mi ese final de la primera temporada me ha dejado patas arriba... aún no lo he digerido... nosé si me ha gustado, si no me ha gustado...