
Al parecer fue Benjamin Franklin el que, en su día, pronunciase aquello de “El tiempo es oro”, expresión hecha, que ahora el director Andrew Niccol transforma en ciencia-ficción distópica con mucho de metáfora social actual.

Una premisa argumental atractiva y potente, con la que Phillip K. Dick podría estar satisfecho y que ofrece a Niccol multitud de posibilidades para crear un bonito, pequeño y perdurable clásico de la ciencia-ficción al estilo de “Desafío total” o “La fuga de Logan”, con las que la presente guarda alguna que otra similitud.

Correr deja de ser una necesidad vital para convertirse en mera excusa argumental y la cinta pierde su encanto de género al transitar lugares comunes de la acción persecutoria en la que Timberlake y Seyfried con un romance atropellado y de nula química y Alex Pettyfer o Vincent Kartheiser (el trepa Pete Cambell de “Mad Men”) componiendo dos villanos de escasa entidad (por suerte anda por ahí Cillian Murphy para compensarlo) acaban por empañar el interés suscitado por una propuesta que al menos marca una coherencia en la carrera de su realizador, un Andrew Niccol especialmente dotado para generar futuros imperfectos y envolverlos con una sugerente puesta en escena pero, en esta ocasión, demasiado servilista con las exigencias de su industria.
0 comentarios