Vamos a ignorar una cuestión lógica
que tiraría por tierra esta adaptación del cuento clásico de los hermanos
Grimm; aunque lo intente, Kirsten Stewart jamás sería más bella que la
imponente Charlize Theron, por muy bruja que ésta sea, aunque en cuestión de
gustos, ya saben, no hay nada escrito.
Habiendo dejando claro este minúsculo
aunque significativo detalle que el famoso “espejito mágico” pasa por alto, nos
sentimos liberados y capacitados para entrar de lleno con “Blancanieves y la
leyenda del cazador”, la segunda de las tres adaptaciones del cuento que
llegarán a las pantallas y probablemente la más épica de todas ellas.
Una versión a rebufo del éxito de
las novelas de George R.R.Martin y su posterior adaptación made in HBO y previa
al reinicio del universo de Hobbits urdido por Peter Jackson. Salvando las
distancias, “Por siempre Jamás” (Andy Tennant, 1998) ya realizó un proceso
similar a “Blancanieves y la leyenda del cazador”, llevando a un mundo de
caballeros, princesas y otras bestias el cuento clásico de Cenicienta aunque
apostando por el folletín antes que por la aventura. Al contrario que aquella o
que la versión dirigida por Tarsem ("Mirror, mirror", 2012), aquí no hay comedia.
No hay ni una mínima dulcificación del relato, aún existiendo trio romántico que
pidiese a gritos la crepusculización del evento. Todo es oscuridad, fatalidad y
hazaña, un tono adulto que parece acertado a juzgar por sus poderosas imágenes,
su cuidado diseño de producción y un buen dominio narrativo del realizador
novel, Rupert Sanders.
A pesar de las enormes licencias
creativas que se toma “Blancanieves y la leyenda del cazador” se respetan los
elementos claves del relato (hay manzana podrida y hay principe) habilmente
integrados con el estilo grisaceo de la cinta. En su madurez interpretativa
Charlize Theron demuestra, como la malvada Ravenna, ser capaz de alternar con
sobrada superioridad productos para su lucimiento (la muy reivindicable “Young
Adult”) con eficaces entretenimientos. Kirsten Stewart, Chris Hermsworth o Sam
Claflin están en la lado opuesto a la oscuridad y lejos del talento en pantalla
de la señorita Theron, a la cual sólo la irrupción de 8 (que no 7) enanos (excelente
su casting que va desde Bob Hoskins hasta Toby Jones pasando por Ian McShane,
Nick Frost o Ray Winstone), son capaces de ensombrecer aportando la nota más
incorrecta y divertida de la cinta; -como
se ponga a silbar le parto la cara-.
Es “Blancanieves y la leyenda del cazador” una correcta aventura que no engañará al espectador ofreciendo las dosis justas y necesarias de épica y cuento, de fantasia y realidad, de romance y oscuridad. Un entretenimiento honesto a la espera de la tercera de las versiones del cuento de Blancanieves, en este caso española, que ha rodado el director Pablo Berger en blanco y negro y sin palabras y tras la cual podremos emitir el juicio definitivo sobre esta casual (o no) coincidencia de cuentos en la gran pantalla.
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