25 de junio de 2013


Vivimos en un periodo fértil para el género de superhéroes. Marvel ha conseguido establecerse como enseña de este cine gracias a las correrías de Tony Stark, a los martillazos nórdicos de Thor y a su afortunada reunión de galácticos en “Los Vengadores”. Al tiempo, Christopher Nolan ha instaurado un nuevo concepto de “super-blockbuster” intentando profundizar en las dudas y temores emocionales del superhombre, dotándolo de un envoltorio cargado de solemnidad y sacrificio en su trilogía del caballero oscuro. Entre tanto, Peter Parker ha continuado su camino por libre repitiendo las aventuras que Sam Raimi adaptase no hace tanto tiempo a la gran pantalla.
En un mundo donde conviven armoniosamente y con éxito esta amalgama de superhéroes, era cuanto menos extraña la ausencia de aquel que lo empezó todo, “Superman”, cuya adaptación dirigida por Richard Donner en 1978 sembró el estilo adquirido y establecido como matriz fundamental en todo el posterior cine de superhombres.

Por tanto era cuestión de tiempo que Warner Bros quisiese aprovechar el momento devolviendo a la gran pantalla al personaje precursor del género acondicionándolo a las evoluciones logradas por el blockbuster moderno en los últimos años.
La cuestión estaba en la decisión de volver a ser reverencial/referencial con respecto a la saga primigenia, como ya hiciese con no demasiada fortuna “Superman Returns” de Bryan Singer, o bien tomar la forma de un reboot al uso mirándose en el espejo del otro triunfo de la compañía, el Batman de Nolan, más cuando el director de “El truco final” ejerce de productor/promotor de esta nueva versión.

Efectivamente, “El hombre de acero” ha optado por esta segunda vertiente, si bien no solo ha adoptado el tono menos luminoso y más ceremonioso de la trilogía
“nolaniana” haciendo de Superman/Clark Kent (bien Henry Cavill) un ser preocupado por sus responsabilidades e inseguro de sus miedos personales sino que también ha procurado ampliar la verosimilitud del relato preliminar del superhéroe definiendo con precisión las diferencias entre lo terrenal y lo alienígena, dualidad inherente al personaje que aquí son potenciadas de una manera especial.


¿Ayudar a los humanos?

Este Superman del tandem Zack Snyder-Christopher Nolan no solo alberga las dudas sobre su condición que siempre existieron en el joven Clark sino que ahora también se cuestiona si el ser humano merece su confianza y su ayuda, motivado por los consejos de su padre adoptivo Jonathan Kent (Kevin Costner) y tanteando la fe como escape de sus desconfianzas. Estas dos características, en las que David.S.Goyer, su guionista, incide en reiteradas ocasiones con decisiones no precisamente inspiradas (el torpe desenlace de Jonathan Kent, la visita al cura) son dos de las grandes diferencias que introduce el nuevo hombre de acero y que son evidentemente discutibles si nos atenemos a una comparación con el clásico protagonizado por Christopher Reeve o a otras adaptaciones de la viñeta o a lo que nosotros como consumidores hayamos interiorizado como identidad del héroe de capa y mallas. Junto a ellas otras decisiones diferenciadoras más acertadas como la reescritura del personaje de Lois Lane (más allá de la nula química que tiene Amy Adams con el nuevo héroe, Henry Cavill) o la irrupción de Zod en la Tierra (un Michael Shannon desgañitado y violento).

Más que posibles comparaciones con otros acercamientos a su figura y entendiendo a “El hombre de acero” como una versión remozada, rupturista en la medida de lo posible, a la que hay que permitirle las licencias que cada revisión del superhéroe se toma (vamos a correr un tupido velo por el capricho de que Perry White sea negro o Jimmy Olsen una chica), el principal problema de Snyder y Nolan a la hora de adaptar a la obra de Shuster y Siegel es el haber perdido la excelente oportunidad de dotar de personalidad propia a este reinicio de Superman, personaje lleno de mitología (como bien apuntaba David Carradine en “Kill Bill. Volumen 2”) que posibilitaba haber compuesto una nueva vertiente dentro del género en el que Superman había perdido el trono.

Porque, siendo concretos, (e influencia evidente de fondo con de la trilogía del caballero oscuro) la presentación visual de Krypton bebe en exceso de la creada por James Cameron para “Avatar”, la indumentaria de los secuaces de Zod parece salida de los ingenieros de “Prometheus”, las texturas de Smallville son deudoras de la sutileza plástica del Terence Malik más reciente, y las secuencias de acción parecen salidas de cualquiera de las entregas de “Transformers” de Michael Bay. Demasiadas referencias para un director, Zack Snyder, que se presentó en sociedad como un realizador dotado para generar universos suficientemente impactantes y novedosos (“300”, “Watchmen”).

Es esa carencia de singularidad la que lastra a la película, la que estimula la comparación, la que impide la sugestión de un espectador que siempre esperará que Superman sea el más listo, guapo y fuerte de la clase.  


Incapaz como es de destacar por sus propios méritos, Snyder recurre finalmente al ruido estruendoso y al artificio visual ininteligible, armas demasiado baratas del blockbuster actual, para destacar por encima de otras de su especie convirtiendo definitivamente a “El hombre de acero” es una interminable y tediosa espiral de muerte y destrucción provocada por dos elefantes en una cacharrería coronada con un chiste demasiado banal para ser verdad.

Y con todo es imposible no acabar añorando a aquel personaje que necesitaba imperiosamente una cabina, que rescataba gatitos, que usaba su dedo índice para ajustar sus gafas y que volaba para nuestra fascinación.
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Written by Roberto García

Escrito con mucho esmero e ilusión desde Albacete. Comenta si te apetece y si no, escucha nuestro programa de radio, que también tiene su aquel.

3 comentarios

  1. No podía estar más de acuerdo. Cuando terminó, le pregunté a Snyder (o Zacky, como lo le llamo): "¿Por qué demonios has querido copiar a gente? Si lo tenías ahí, al alcance de la mano".

    Un desperdicio sin alma y que, creo, se quedó corto en el gasto de producción y decidieron gastar todo lo que les sobraba destruyendo todos los edificios virtuales ya generados. Otra explicación no veo...

    ¡¡Gran crítica!! (y no porque yo coincida).

  2. "Si la grandilocuencia y la pomposidad tuvieran masa, la Tierra se desviaría violentamente de su órbita cada vez que se proyecta esta mierda"...no lo digo yo...lo dice cinecutre:

    http://www.cinecutre.com/movie-review/el-hombre-de-acero-2013/

  3. Unknown says:

    Solo un par de momento de esta peli me hicieron sentir la magia de este personaje, pero en general peli mala de superman, con esta ya van 2