"El 1 de Noviembre de 1959 la población de Nueva York era de 8.042.753 personas. Tendidos en el suelo uno tras otro, suponiendo una estatura media de 1'70, llegarían desde Times Square a las afueras de Karachi, Pakistán. Conozco estos datos porque trabajo para una compañía de seguros, la Consolidated Life de Nueva York. Somos una de las cinco empresas más importantes del país. El último año suscribimos nueve punto tres miles de millones de dólares en pólizas. Nuestra oficina tiene 31.259 empleados, que es más que la población de Natchez, Mississippi, o Gallup, Nuevo México. Trabajo en el piso 19, Departamento de Pólizas Comunes, División de Contabilidad de Primas, Sección W, mesa número 861"
Con este monólogo pronunciado por el ya inmortal C.C Baxter (o Buddy para los amigos) comenzaba la que podría ser considerada como mejor pelicula de la historia del cine. No lo digo yo, lo decía el mismísimo Berlanga; -“El cine se compone de 3 millones de películas....y “El Apartamento”.
Si no atendemos a las tan socorridas clasificaciones cinéfilas “El Apartamento” puede ser simplemente una joya mayúscula e irrepetible del séptimo arte, la obra más universal y unánime de su director, Billy Wilder, y una de las historias más sinceras, humanas y entrañables con la que un espectador de cine podría encontrarse.
Wilder escribió la comedia perfecta y el drama más certero sobre la base de la necesidad de amar y ser amado. Lo hizo desde la descripción de un personaje que acumulaba los miedos más propios del ser humano; soledad, aparente mediocridad, inseguridad, taras de socialización y ausencia de caracter. Todos reunidos en la figura de C.C. Baxter, si cabe un ser más desapercido e invisible gracias a la habilidad del director austriaco para dotar de entidad a sus personajes, situando a su protagonista en una empresa de miles de empleados, en la época más familiar del año, Navidad, y en una de las urbes más pobladas y gigantescas del mundo, Nueva York.
Era el año 1960 y con “El Apartamento” Billy Wilder estaba creando una obra maestra que ganaría 5 Oscars de la Academia, a pesar de que en la conservadora sociedad norteamericana el argumento de este cruce de infidelidades y escarceos sexuales, fuese considerado simplemente como un “cuento de hadas sucio”, “una pelicula libertina, lasciva, asquerosa y repulsiva", aún cuando en todo momento la sutileza primaba ante lo explícito.
Cuenta Wilder que la premisa de la que nacería "El Apartamento" le surgió viendo la cinta de David Lean, “Breve Encuentro”;- “Se trataba de la historia de un affaire entre un hombre casado y una mujer casada, y el utilizaba el piso de su amigo para sus encuentros sexuales. A partir de entonces no podia quitarme esa historia de la cabeza”. Ese sería el germen de una historia que más tarde matizarían el propio Wilder y su gran amigo y compañero el matemático y guionista I.A.L. Diamond.
Poco a poco se fue gestando uno de los guiones mas precisos jamás hecho, donde se narraba la historia del tal Baxter, un “pobre diablo” de oficina que prestaba su apartamento a los compañeros de trabajo para sus encuentros sexuales, y con lo que recibía a cambio favores dentro de la empresa. Todo cambiaría con la irrupción de la Srta. Kubelick, amor platónico de Baxter.
En la segunda de sus memorables colaboraciones con Wilder, Jack Lemmon encarnó, personificando la extrema bondad humana, a Baxter. Shirley McClaine, írrumpió, a su vez, en pantalla ejemplificando el modelo físico de joven americana de los años 60, pizpireta, independiente, inteligente, con pelo a lo Jean Seberg. Completando el trio romántico, después de perderse en una aventura negra con Barbara Stanwyck y el propio Wilder, Fred McMurray encarnó a Frank Sheldrake, el jefe de la compañía para la que trabaja Baxter.
En el retrato de estos tres personajes, Wilder hallaba el tesoro. Baxter era un pequeño desastre, constantemente constipado, usando el pañuelo de forma compulsiva, comiendo comida precocinada, y con fama de juerguista para sus confundidos vecinos. Miserable, sí, pero al tiempo, adorable.
No era dificil para el espectador enamorase de Miss Kubelick y sus graciosos gestos de ascensorista, como solidarizarse con sus continuos desencantos amorosos.
Para Sheldrake, Wilder guardaba variados motivos para el rechazo; jefe autoritario, infiel y mezquino. Por si era poco, con abuso de poder sobre Baxter.
Aunque el propio Billy Wilder no lo pretendiese, como siempre ha afirmado, su película es también una muestra del funcionamiento de la América capitalista, de los ascensos, los favores, el clima de empresarial, donde una llave es la dominadora de este modelo de sociedad capitalista.
Si no atendemos a las tan socorridas clasificaciones cinéfilas “El Apartamento” puede ser simplemente una joya mayúscula e irrepetible del séptimo arte, la obra más universal y unánime de su director, Billy Wilder, y una de las historias más sinceras, humanas y entrañables con la que un espectador de cine podría encontrarse.
Wilder escribió la comedia perfecta y el drama más certero sobre la base de la necesidad de amar y ser amado. Lo hizo desde la descripción de un personaje que acumulaba los miedos más propios del ser humano; soledad, aparente mediocridad, inseguridad, taras de socialización y ausencia de caracter. Todos reunidos en la figura de C.C. Baxter, si cabe un ser más desapercido e invisible gracias a la habilidad del director austriaco para dotar de entidad a sus personajes, situando a su protagonista en una empresa de miles de empleados, en la época más familiar del año, Navidad, y en una de las urbes más pobladas y gigantescas del mundo, Nueva York.
Era el año 1960 y con “El Apartamento” Billy Wilder estaba creando una obra maestra que ganaría 5 Oscars de la Academia, a pesar de que en la conservadora sociedad norteamericana el argumento de este cruce de infidelidades y escarceos sexuales, fuese considerado simplemente como un “cuento de hadas sucio”, “una pelicula libertina, lasciva, asquerosa y repulsiva", aún cuando en todo momento la sutileza primaba ante lo explícito.
Cuenta Wilder que la premisa de la que nacería "El Apartamento" le surgió viendo la cinta de David Lean, “Breve Encuentro”;- “Se trataba de la historia de un affaire entre un hombre casado y una mujer casada, y el utilizaba el piso de su amigo para sus encuentros sexuales. A partir de entonces no podia quitarme esa historia de la cabeza”. Ese sería el germen de una historia que más tarde matizarían el propio Wilder y su gran amigo y compañero el matemático y guionista I.A.L. Diamond.
Poco a poco se fue gestando uno de los guiones mas precisos jamás hecho, donde se narraba la historia del tal Baxter, un “pobre diablo” de oficina que prestaba su apartamento a los compañeros de trabajo para sus encuentros sexuales, y con lo que recibía a cambio favores dentro de la empresa. Todo cambiaría con la irrupción de la Srta. Kubelick, amor platónico de Baxter.
En la segunda de sus memorables colaboraciones con Wilder, Jack Lemmon encarnó, personificando la extrema bondad humana, a Baxter. Shirley McClaine, írrumpió, a su vez, en pantalla ejemplificando el modelo físico de joven americana de los años 60, pizpireta, independiente, inteligente, con pelo a lo Jean Seberg. Completando el trio romántico, después de perderse en una aventura negra con Barbara Stanwyck y el propio Wilder, Fred McMurray encarnó a Frank Sheldrake, el jefe de la compañía para la que trabaja Baxter.
En el retrato de estos tres personajes, Wilder hallaba el tesoro. Baxter era un pequeño desastre, constantemente constipado, usando el pañuelo de forma compulsiva, comiendo comida precocinada, y con fama de juerguista para sus confundidos vecinos. Miserable, sí, pero al tiempo, adorable.
No era dificil para el espectador enamorase de Miss Kubelick y sus graciosos gestos de ascensorista, como solidarizarse con sus continuos desencantos amorosos.
Para Sheldrake, Wilder guardaba variados motivos para el rechazo; jefe autoritario, infiel y mezquino. Por si era poco, con abuso de poder sobre Baxter.
Aunque el propio Billy Wilder no lo pretendiese, como siempre ha afirmado, su película es también una muestra del funcionamiento de la América capitalista, de los ascensos, los favores, el clima de empresarial, donde una llave es la dominadora de este modelo de sociedad capitalista.
Comedia pura, el drama más triste, romance no correspondido, puntuales halos trágicos, “El Apartamento” reunía todas estas cualidades en un guión redondo donde el simple detalle de una raqueta que escurre spaghettis servía para definir esta historia de seres incapaces con capacidad de amar y para demostrar que estamos ante la obra más impecable dentro de la historia del cine que un buen día Wilder nos regaló.
Hace poco leí que esta entre las 10 mejores películas de todos los tiempos. Leyendo los filmes que la acompañaban, me quedo con esta en primer lugar.
He visto esta pelicula Muchas veces desde que era pequeño, es magistral. El cine clasico es maravillosos. Una pelicula del estilo, pero a mi gusto mas divertida, es Irma la Dulce. Tambien con Jacj Lemomn y Shirley MacLaine.
Esta película es muy buena, aunque me da un poco de impotencia y rabia la forma en que tratan a Lemmon. ¿Sabías que Lemmon nació en un ascensor? De ahí enamorarse de la chica del ascensor jaja.
Me encanta esta película.
MGM-Films