21 de febrero de 2006

Si hay un director controvertido, anárquico y transgresor en el cine europeo, ese es Lars Von Trier. Creador del Dogma y con una carrera tan atípica como brillante para unos o pretenciosa para otros.El caso es que el director danés nunca deja indiferente al espectador que acude a sus películas.

Hace 3 años dicho autor, decidió llevar a cabo un proyecto dividido en 3 episodios, que llevasen por título el nombre de un estado o ciudad y que tuviesen al ser humano, sus instintos y comportamientos como objeto de juicio. La singular saga comenzó con "Dogville", sigue ahora con "Manderlay" y tendrá su culminación con "Washington".

"Dogville" fue una grata sorpresa para el público y la crítica. Su fondo y su forma llamaban claramente la atención. Una obra cuasi teatral, con unos decorados inexistentes, en donde la tiza era la protagonista, un reparto coral de actores de gran importancia, una historia narrada por una elegante voz en off y dividida en un prologo y nueve capítulos. El minimalismo hecho película para contarnos un rotundo cuento moral de consecuencias contundentes.
La propuesta, era, cuanto menos, provocadora e inusual. Y hay que reconocer que Von Trier, consiguió con "Dogville" una más que interesantisima obra, apoyada además en el potente gesto interpretativo de Nicole Kidman.
Ahora, "Manderlay" continua con la historia de Grace, su padre, los gangsters y una nueva comunidad en donde los blancos y los negros cobran protagonismo.

La Grace de entonces ha cambiado, en todos los sentidos. Bryce Dallas Howard, el mejor trabajo de Ron Howard hasta la fecha, coge el relevo de Nicole Kidman. La joven actriz, deslumbrante en "El bosque" de Shyamalan, consigue una interesante interpretación, pero lejos de la fuerza y presencia de Kidman. Da la sensación de que con este cambio físico del personaje, tambien la personalidad del mismo ha seguido el cambio. Nunca se llega a reconocer a la Grace (Kidman) en la nueva Grace (Howard). Parece otro personaje, más obstinado, menos candoroso que en la anterior cinta.
Tambien hay otras nuevas presencias; Willem Dafoe, como nuevo padre de Grace (sustituyendo a James Caan) y Danny Glover, como patriarca de la raza negra.

Lo racial es ahora el vehículo para el estudio del ser humano en "Manderley". Von Trier utiliza la relación amo-exclavo dentro de un microcosmos comunitario como trama principal, que finalmente será extrapolable a un ámbito universal. Juega, además con la democracia, el totalitarismo y la libertad, con la sumisión, la tolerancia y la independencia, así como los imparable deseos sexuales. Nos muestra todos los palos de esta amplia baraja durante las más de dos horas de metraje, de un modo claustrofóbico e incomodo.
Sin embargo hay algo soterrado en "Manderlay" que no resulta. Aquel giro tan tremendo que tan bien funcionaba en "Dogville" y que justificaba toda la película, no existe en esta ocasión. Da la sensación de que todo lo que nos esta contando Von Trier, lo podría haber hecho recreandose en menor medida, siendo más directo, breve y preciso, exigiendo un menor esfuerzo del espectador para acompañar su propuesta.
Asistimos a un final que deja incompresiblemente una extraña sensación de vacío. Y eso que la historia esta bien narrada, siguiendo al pie de la letra, el estilo de su antecesora. Pero posiblemente, por esa carga aleccionadora tan contundente que tenía "Dogville", sobre lo bajeza absoluta del ser humano, permitiamos, aceptabamos y aplaudiamos a la cinta.
Ahora, a pesar de apreciar su esfuerzo moralizante, acabamos hastiados de tanta opresión.
El factor sorpresa de "Dogville" engrandecia a esa cinta. Su puesta en escena, su radicalidad y su grandioso discurrir con ese final impagable, hacian de ella una gran película.
Aquí ya no existe ese factor sorpresa, y su final no guarda una coherencia tan rotunda y certera como "Dogville". "Manderlay" es, por tanto,una decente continuación, pero no tan brillante como su predecesora.

Si fuisteis de los que disfrutateis de esta cinta anterior, sabeis muy bien lo que vais a encontrar en vuestro viaje a "Manderlay". Eso si, podeis hacer caso omiso si el anterior estado, que llevaba por nombre Dogville, os pareció un cacharro intelectualoide del enfant terrible danés. De lo que no hay duda es de que el señor Von Trier seguirá provocando división de opiniones con su personal trilogia...la cuestión está en si logrará, en esta ocasión,que la balanza se situe de su lado.
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Written by Roberto García

Escrito con mucho esmero e ilusión desde Albacete. Comenta si te apetece y si no, escucha nuestro programa de radio, que también tiene su aquel.

6 comentarios

  1. Una pequeña aclaración. La trilogía la termianrá con 'Wasington', sin "h". Cosas del Von Trier.
    Saludos.

  2. Anónimo says:

    Sin duda me quedo con Dogville, pero he de reconocer que no me disgustó esta segunda parte.
    Veamos con qué nos sorprende en la tercera!

  3. Anónimo says:

    Marinero:

    yo voy a apuntarme a la opción de "hacer caso omiso" a esta peli, porque DOGVILLE, sin estar mal, no me apasionó demasiado. Solo me sorprendió el final, y algunas buenas actuaciones como la de Ben Gazzara.

  4. Hola mentenferma!
    Puedes ver perfectamente "Manderlay" sin haber visto "Dogville".
    Aunque se mantienen los personajes principales de la primera película, la trama no requerie necesariamente haber visto la primera para entender esta segunda.
    Eso si, para ti seran novedosos, los decorados y la propuesta de Von Trier, algo que ya estaba en la primera parte y que ya llamaba la atención.
    Un saludo. Ya me diras si te ha gustado o no!

  5. Anónimo says:

    Pues a mí me apasionaba Doville, pero en Manderlay creo que von Trier se pasa de la raya. La película discurre muy forzada en todo momento, como si el director sólo quisiera fundamentar su tesis en cada línea de diálogo, llegando a situaciones realmente ridículas. Lo que en Dogville era una ironía muy aguda aquí se cae por su propio peso.
    Otro punto donde pierde respecto a su predecesora es en la actuación de la hija de Ron, muy inferior a la de Nicole, y en la concepión del propio personaje de Grace, que no parece muy coherente con la primera entrega.
    Por último, el film es muy ambiguo y discutible moralmente, y las ideas que nos lanza mucho más simples y superficiales de lo que parece.

  6. Anónimo says:

    Manderlay mantiene sin duda el mismo ahore de Dogville. Me gustó el cambio de colores, si bien antes Dogville era tierra negra y cielo blanco, en Manderlay es exactamente lo contrario al igual q sus títulos. Quería hacer ese pequeño apunte y me nace la duda de cómo manejará Von Trier los colores en la última entrega. A parte de ese detalle estoy de acuerdo en que la película se vio constantemente forzada como si los eventos llegaran por llegar y no hubiera una historia en avance como en Dogville. Hubo aspectos que quedaron, no bien sueltos, pero si no muy bien profundizados, lo que hace de la historia más abierta a interprtaciones que Dogville. Es decir, yo no sabía que Dogville era la primera entrega de una trilogía cuando la vi empezando porque a pesar de eso era cerrada y concreta. Manderlay ya parece parte de una historia y esta abierta de cabo a rabo, cosa que no debería ser aunque pertenezca a una trilogía. Amigos de cine arte, cualquier cosa mi mail es alex_marauder@hotmail.com quisiera conocer gente que gusta de nuevas propuestas de cine. Gracias. Alex