La dirige un tal Larry Charles (responsable de “Masked and Anonymous”) pero aquí el director es lo de menos. Sacha Baron Cohen es el alma total y absoluta de “Borat”, el reportero kazajo, que deja su Kazajistan natal para realizar un reportaje por los Estados Unidos de América, acompañado por su productor Azamat Bagatov con la intención de crear unas “enseñanzas culturales de América para beneficio de la gloriosa nación de Kazajistan” pero que en realidad acabará sacando a relucir las vergüenzas del americano medio.
El caso es que “Borat”, con este planteamiento a medio camino entre el falso documental y la cámara oculta, ha sido aplaudida por la crítica y apoyada por el público americano, que la ha alzado al número uno de la taquilla en sus dos primeros fines de semana, consiguiendo unas cifras globales nada desdeñables para un film de estas características.
Se ha dicho de ella que si es la mejor comedia del año, que si es una obra maestra (según palabras de Jordi Costa), asi como una infinidad de halagos más, todos altamente positivos.
Para mi “Borat” no es precisamente nada del otro mundo, y me resulta cuanto menos curiosa la unanimidad crítica que esta recibiendo, cuando lo normal en este tipo de productos es que sean vapuleados y denostados por público y crítica.
Algo tendrá “Borat” que no tengan otras y si en esta ocasión la cosa ha salido bien, se debe principalmente al arrojo con el que Sacha Baron Cohen ha creado al reportero kazajo y a su falta de escrúpulos a la hora de mofarse de cualquier ser humano viviente, tenga la condición que tenga, algo que muchos han aplaudido, más cuando el objeto de estas bromas es el americano medio, ese al que ya han denunciado con artes similares (aunque no con un descaro tan aplastante) gente como Michael Moore o Trey Parker y Matt Stone. Algo, sin duda, elogiable,
Con el arma de un personaje antiestético y desagradable en un mundo que ignora (una especie de Torrente español mezclado con el Paco Martínez Soria de “La ciudad no es para mi”) “Borat” es un cúmulo de vacías burlas y ofensas indiscriminadas hacía todos los sectores de la sociedad americana. Durante una hora y veinte minutos, vemos a un Sacha Baron Cohen entregado por la causa y encarnando con empeño a Borat Sagdiyev en una especie de road movie (con Pamela Anderson como meta) que en su viaje va cazando diversas entrevistas reales capaces de sacar alguna que otra declaración sonrojante de aquellos americanos entrevistados, quedando estos en evidencia y demostrando la estulticia imperante en aquel país (generalizando, claro está). Esto se establecerá como el gran logro de esta película, pero que tampoco es nada nuevo.
Es “Borat” una comedia escatológica, hiriente e incorrecta, pero también deshilvanada e imperfecta, aun bajo su clara intención de serlo. Aunque el principal error de “Borat” reside en ese autoconvecimiento de que transgresión es igual a humor. Baron Cohen cree en algunos momentos de la cinta que solo con ser racista, homofobo, misógino, ignorante o antisemita y enfrentarte a los grupos que repudian todas estas condiciones es un ejercicio de valentía humorística. A veces le funciona (sobre todo cuando logra escandalosas declaraciones de algún que otro americano) pero otras no (la familia judía), y en eso la cinta se resiente, dejando cierta sensación de descompensación.
Un producto de estética desagradable y de intenciones demoledoras, que requiere un visionado libre de prejuicios y con ánimo de diversión y que no resiste demasiados análisis. Posiblemente la crítica haya tratado a esta película con el desenfado que merece, puesto que no todas las cintas deben ser medidas con el mismo rasero, pero ello no quiere decir que “Borat” sea una de las grandes comedias que ha dado el cine en los últimos años, algo que puede llevar a engaño al espectador medio. El tiempo dirá que es realmente “Borat” y si su descaro es recordado, aunque me temo que no tiene el empaque suficiente para hacerlo.
Eso si, lo que será recordado, será una de sus secuencias, con el gordo y peludo productor de Borat en pelota picada peleando con el susodicho kazajo. La más grotesca de todas las secuencias que el cine comercial ha visto jamás. Ahí queda.
23 de noviembre de 2006
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Totalmente de acuerdo en que "Borat" tiene "arrojo" y "valentía" (y también un ego enoooooorme).
Pero aún más cuando dices que "no es nada del otro mundo", "deshilvanada e imperfecta", o que su principal error es "ese autoconvecimiento de que transgresión es igual a humor".
Si ha encontrado su público, que le ríe las gracias a carcajadas, pues ¡vale!mejor para "Borat" (y para su cuenta de ingresos.
Saludos!
Solo un apunte. Lo de la pareja judia a mi tambien me parece triste, pero, y teniendo en cuenta que el propio Baron Cohen es judio, me apreceria cinico e hipocrita cambiar el registro de la pelicula porque algo pueda parecernos cruel o triste. Creo que esa es la principal virtud de la pelicula, trata a todo sin filtros, brusca y vulgarmente, me parece un ejercicio sociologico voraz y que necesariamente tiene que ser desagradable para ser creible.
Un saludo a todos
lo de la familia judía, ese momento con Borat agarrando crucifijo y dinero, ES TRONCHANTE
La peli tiene muchas cositas, pero es lo que es y le sale.
Saludos libertinoseptimocieleros!!!
Sólo puedo estar de acuerdo en una cosa: todos los momentos de Borat no están igual de conseguidos. Pero tampoco los de una obra maestra (escojase la que se prefiera) o los de "Loca Academia de Policia 4"....
...es cine y no existe la perfección absoluta en él.
En cuanto al personaje de BORAT... añadir que existía ya previamente, y era algo así como "el neng", una caricatura televisiva que Cohen llevaba años haciendo.
Por otro lado, el film sí es una obra maestra en su estilo, el "mockumental", como lo es también "Spinal Tap" o "Very Important Perros" (menudo título en español).
Pero si lo vamos a catalogar como una "comedia"... apaga y vámonos. Por último recordemos que la película NO LA MONTA EL DIRECTOR, SINO BORAT, y que se nos ofrece como un documental para la TV de Kazajstán MONTADO POR BORAT.
Eso es parte del ingenio de Cohen, que así consigue sus aplausos....
...y no se puede pasar por alto algo tan importante en la concepción y recepción crítica del film.
Hombre, a mí obra maestra no me parece ni de lejos, pero sí un ejercicio de humor demolition con el que me lo pasé de coña. De todas formas, no estoy muy de acuerdo con todas esas críticas que han querido verla como una crítica a USA. Yo creo que se ríe de todo y de todos por igual, empezando por ella misma.
ASQUEROSA!
Con todas las letras!
Me pareció guarra a más no poder y puede que haya o hayamos personas que no estamos preparadas para este tipo de cine...
He leido que esta película critica a la sociedad norteamericana.
La sociedad de Kazakistán queda muy, pero que muy bien; nos ha jodío....
Un país que debido al régimen político que tuvo durante tantos años, registró un desarrollo mínimo, respecto a otros países más libres; luego, con la conversión de sus habitantes a la creencia religiosa que todos sabemos, ha reculado su cultura a índices cuasi del Cuaternario.
Me temo, de todas formas, que esta película no refleja demasiado el pensamiento actual de la sociedad norteamericana con respecto al islamismo. Después de lo de las Torres Gemelas, un individuo con esta inconfundible pinta, respecto a su origen y creencias, no creo que le dejaran dar más de una docena de pasos en aquel pais sin detenerle.
Desigual comedia que pretende, y consigue en gran medida, poner en solfa muchos estamentos, creencias y filosofías de vida de distintas culturas y pueblos.
Su punto de partida es bueno, aunque no original, y las diversas vivencias y anécdotas vividas por el singular protagonista y su fiel amigo, se nos muestran de forma bastante irregular, con muchos buenos momentos y otros francamente pobres, pese a su virulencia y ordinariez.
Su comienzo es bueno, cuando nos cuenta quién es, dónde y cómo vive, etc. Sin embargo, si se ha visto el tráiler anteriormente, ya se saben los gags, como fue mi caso, por lo que no hay sorpresas.
Más tarde, hay una mezcla de aciertos y chorradas sin demasiada gracia, alternándose con desigual fortuna. No parece remontará el vuelo, hasta que compran un vehículo para viajar a California, en busca de la ansiada Pamela. En este momento, la película levanta el vuelo, a veces de forma espectacular. Así, el momento en el que desea aprender buenas costumbres y comportamiento en sociedad, es genial, con la cena con gente de bien, que dinamita a base de zafiedad y juegos de palabras. Es un momento que se ve con verdadera vergüenza, casi tapándose la cara, pero que hace muchísima gracia. Está en verdad conseguido. Desde ahí hasta el final, la película sigue por un sendero seguro, haciendo aparición, incluso, ¡quién lo iba a decir! la ternura y compasión hacia un personaje vulgar, machista, retrógrado, y muchas cosas más, todas ellas negativas. Sus momentos de bajón, de caída, están expuestos con mucho cariño hacia un personaje que no tiene por donde cogerlo. Esto es un acierto de guión, indudablemente.
En definitiva, que no es, en absoluto, ninguna obra maestra, como se ha dicho exageradamente por ahí, pero sí que, al final, deja un más que aceptable sabor de boca.