JJ. Abrams, tipo listo, sabía que aunque ha habido algunos intentos (el primero que me viene a la mente es "Monster House"), ninguno había apostado completamente por mostrarse tan abiertamente retro y ochentero y recurriendo al mejor mentor posible (Spielberg el mesías) y a sus probadas capacidades narrativas para con el espectador (“Lost”), ha concebido un título que apelando a la nostalgia nos devuelve sin complejos a aquellos años y nos hace disfrutar y sentir aquello que vivimos cuando vimos por primera vez “Los Goonies”, “E.T.”, “Exploradores” o “Cuenta Conmigo”, cintas que de una manera u otra están muy presentes durante el visionado de “Super 8”.
Tiene esta película dos ideas fundidas en un todo; el rodaje por parte de un grupo de amigos (excelente e inmejorable el casting) de una película de zombies en formato super 8 y el hallazgo de un accidente militar de consecuencias sobrenaturales. De estas tramas se vale Abrams para confeccionar un pastiche ávido de referencias capaz de aunar el drama, la aventura y la ciencia ficción con la sincronía del mejor de los títulos spielbergrianos.
Lúcida y directa es la manera de explicar, con apenas un cartel y un par de líneas de diálogo, que el protagonista acaba de quedar huérfano de madre y a cargo de un padre incapaz de cuidarlo. Abrams arranca así su historia, situando rápidamente al espectador en el contexto, que no es otro que el de un niño de familia, como mandan los cánones, desestructurada. Pero eso no es óbice para la aventura. La óptica sobre la que se sustenta la película es la del joven Joe y su grupo de amigos y no la del adulto atormentado (algo en lo que es experto otro director que ha sabido recoger el testigo de Spielberg; M.Night Shyamalan). Para ellos la vida sigue y la vida es el rodaje de una película de zombies. Y a partir de ahí empieza el espectáculo, un espectáculo que agradecen nuestras emociones donde reinan los amores de preadolescencia, las inquietudes que empiezan a florecer, las bicis, las urbanizaciones perfectas, las habitaciones llenas de memorabilia , las pandillas, la amistad, la inocencia y el cine: el cine como motor de la historia de “Super 8”. Impecable imitación de fondo de aquel añorado cine, como impecable lo es en la forma; destellos que se reflejan en el objetivo, fotografía granulada, o música a lo John Williams de Michael Giacchino (si hasta el cartel es del diseñador Drew Struzan!). Como si vivieramos en 1982.
Abrams realiza una excelente labor a la hora de retrotraernos a otra época, siendo descaradamente referencial, técnicamente espectacular (el descarrilamiento del tren) y narrativamente maravilloso. Probablemente se encuentre, en su enorme ambición, demasiadas subtramas a solucionar (la relación padre-hijo es la peor parada de toda la cinta) lo cual no supone reparo alguno para una película capaz de ser una brillante recreación de otra época además de una eficaz "monster movie", uno de los géneros favoritos del creador de "Perdidos" o "Cloverfield".
"Super 8" es un canto al cine como evasión, como medio para abrazar sentimientos y vivir experiencias, para cerrar los ojos y viajar a lugares insospechados. Y lo es desde el punto de vista más simple y puro, el de la mirada infantil, esa que un buen día abandonamos como espectadores y que sólo películas como la de Abrams nos permiten recuperar.
Al igual que en Perdidos me gustó mucho más el recorrido que el gusto que me dejó el final. Mejor verla con ojos de niño, que con ojos de altas expectativas.
Por cierto grandisima banda sonora, no lo la musica sino las canciones ochenteras que ambientan la peli
A mi super8 me parece un quiero y no puedo. Un intento de aproximarse al espíritu de películas ochenteras del estilo ET o los Goonies, pero se queda en eso, en un intento.
La historia está manida hasta más no poder y los personajes de los niños son arquetípicos hasta la nausea: el gordo listillo, el pequeñajo cabroncete, el prota que acaba de sufrir una desgracia y la chica guapa.
Entretenida es, pero desde luego, cualquier comparación con las ya mencionadas ET, los Goonies o Cuenta Conmigo, por ejemplo, es un auténtico insulto.
Super - 8 una pelicula que realmente te hace recordar viejos tiempos, y no defrauda, me gusto un monton y la volveria a ver muchas veces más. Un exito.