23 de septiembre de 2011



En ocasiones el marketing del cine causa la más absoluta confusión en el espectador convirtiendo a la película que promociona en victima de su propia campaña. “El árbol de la vida” es un caramelo para el publicista astuto y ávido debido a lo potente de sus imágenes y, principalmente, a la presencia de actores como Brad Pitt y Sean Penn en su reparto.

Dueña, por tanto, de un precioso trailer y con el rostro del actor de “Seven” ocupando la práctica totalidad del cartel publicitario, donde por supuesto no falta la mención a la Palma de Oro lograda en el último festival de cine de Cannes, “El árbol de la vida” puede parecer a ojos del espectador como una suerte de “El curioso caso de Benjamin Button”. Nada más lejos de la realidad.

El árbol de la vida” es un título que se aleja completamente de los parámetros del cine comercial y/o convencional, siendo una película contemplativa, filosófica, trascendental ,metafísica y naturista, donde tan pronto se habla de la creación como de religión, se observan dinosaurios como imágenes de accidentes geográficos.

En realidad, esta es la película que Terrence Malick, su director, lleva años acariciando. Profesor de filosofía antes que autor cinematográfico, hombre hermético y poco prolífico, Malick siempre ha apostado en su cine por la belleza de unas imágenes donde la naturaleza es protagonista sirviendo de contrapunto a los actos del ser humano. Ocurría en “La delgada línea roja” y posteriormente en “El nuevo mundo” y ahora alcanza su máxima expresión con “El árbol de la vida”, donde la lectura sobre la frágil existencia del hombre, la Tierra o, todavía más, el cosmos, se adueñan del relato.

Malick plantea su discurso a partir de la figura de Sean Penn y la evocación de su infancia. Años 50, padre autoritario y frustrado, madre cariñosa y gentil, tragedias familiares y el recuerdo de las pequeñas cosas que uno retiene en la memoria más básica. El dolor y la fe de estas vivencias terrenales dan pie a Malick para viajar al espacio exterior y también al geográfico con el fin de buscar explicaciones sobre la vida y la muerte, componiendo una sinfonía visual universal y grandilocuente repleta de instantáneas propias del National Geographic que desembocarán de nuevo en la figura de Sean Penn en un pasaje final donde lo espiritual y new age se dan la mano para completar la amplia mirada del director de “Malas Tierras” hacía la existencia del hombre y todo lo que le rodea.

Probablemente sea la pieza central la más atinada de todas cuantas “El árbol de la vida” contiene. Haciendo uso de la voz en off (recurso muy utilizado en su cine), Malick demuestra ser un narrador de primera a la hora de contar los orgullos, miserias y fracasos de un padre de familia (Brad Pitt) en los años 50, el miedo y cariño de sus hijos o la abnegación de una madre (Jessica Chastain). Con un singular montaje de miradas humanas y pequeños detalles y texturas cotidianas, Malick habla del amor, los sentidos, la protección, la autoridad y la esperanza al tiempo que se sirve de las vidas de estos personajes para abordar su posterior y ambicioso recorrido cósmico, microscópico y ateo.

El árbol de la vida” no es una película fácil, ni siquiera cuando se ha entrado en la sala con todos los datos necesarios. Se trata de una obra, por momentos, suicida, a ratos, tocada por la varita de la genialidad pero sobre todo única en su especie. Tengan cuidado con ella o conseguirán irritarse.
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Written by Roberto García

Escrito con mucho esmero e ilusión desde Albacete. Comenta si te apetece y si no, escucha nuestro programa de radio, que también tiene su aquel.

3 comentarios

  1. Anónimo says:

    Juanje López al aparato. Solo quiero decir una cosa: jamás pensé ver poesía en el cine, ni sentir tanto poderío visual en mis visceras. Y eso que había hype de sobra...

    Una película que no alcanza el 10 tan solo por su final precipitado y, parece, falto de una versión extendida...

    Saludos!!

  2. Pues sí, es lo más parecido a una poesía en pantalla. Me gusta más cuando Malick coge la cámara y habla de esos recuerdos de la infancia, de esas sensaciones instaladas y arraigadas al ser humano. En eso la peli es única.
    Me gusta menos, aunque entiendo sus intenciones, cuando abusa de volcanes en erupción.
    No me gusta nada el aspecto de anuncio de seguros de la parte final, con puertas en medio de la nada y gente en armonia y paz. Me pareció disonante con el resto del relato.

    Saludos amigo Juanje!! ;)

  3. Emmanuel says:

    El Malick mas experimental. UNa proesa visual, una experiencia unica, cierto que es un poco lenta para gente que pensando que iba a ver una comedia romantica u otro tipo de cine mas tipico por la imagen de Brad Pitt se fueron descontentas. Aun no me pongo de acuerdo conmigo mismo en si es unra obra maestra, aunque me encanto hay cosas que no me gustaron; en esta oportunidad Malick abuso de las voces en off, principalmente con los susurros, el final no resulta convincente y parece que le falta mas metraje.

    Pero en general es una joya audiovisual, ejercicio de un verdadero creador, quien junto con David Lynch son posiblemente los unicos directores que tienen un discurso propio y un estilo identificable totalmente. Se me eriza la piel cada vez que veo la secuencia del origen del universo.

    Espero que Emmanuel Lubezki se lleve el Oscar a mejor fotografia, soberbio, asi como el trabajo de efectos visuales por parte de Doulgas Trumbull.

    Creo que estamos ante el nacimiento de un film de culto y un clasico instantaneo, secuencias para la posteridad, poesia visual, escenas oniricas, la sublimacion del septimo arte. Gracias por esta bella experiencia Malick.